Categorías
Noticias

Sin receta no hay antibiótico

La «nueva ley» que prohíbe la venta de antibióticos sin receta médica a partir del pasado 1o. de abril está generando una gran controversia. Pongo «nueva» entre comillas porque es un decreto que existe en la Ley General de Salud desde 1975. Simplemente no se obececía la ley.

Así que hay que poner algunas cosas en claro. La importancia de necesitar receta médica para adquirir antibióticos radica en lo siguiente:

1. El mal uso de antibióticos provoca resistencias bacterianas. De ahí que los Noruegos tengan bacterias tan susceptibles a los antibióticos más sencillos. Ellos restringen mucho el uso de estos medicamentos y tienen las mismas complicaciones que otros países que los usan más.

2. Los antibióticos no son inocuos, pueden tener efectos secundarios. Estos efectos adversos van desde diarrea y vómito, hasta reacciones alérgicas que pueden poner en peligro la vida.

3. Las infecciones respiratorias altas (incluídas las infecciones de garganta y los resfriados) son enfermedades frecuentes por las cuales la población va a la farmacia, compra y se automedica con antibióticos. Estas infecciones son, en su gran mayoría, producidas por virus y son autolimitadas. Los virus no se tratan con antibióticos. Recordemos, fiebre no es igual a antibiótico.

4. El hecho de recibir antibiótico no garantiza que no habrá una complicación. Muchos pacientes que son hospitalizados por neumonías han estado recibiendo antibióticos como tratamiento ambulatorio. Incluso, el uso previo de antibióticos puede hacer más difícil el diagnóstico de algunas enfermedades infecciosas porque pueden provocar que los cultivos (examen de laboratorio para tratar de identificar la bacteria causante) u otros exámenes tengan resultados negativos que son falsos.

Sólo me queda decir una palabra: ¡Bravo!

Felicito a las autoridades que están tratando de actuar y de hacer cumplir esta ley que, sin duda, brindará un gran beneficio a la población mexicana.

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 7 de abril, 2010

Categorías
Niño sano Noticias

¿Qué tanto sirven los videos para estimular a los niños?

Recientemente se publicó la siguiente nota en medios electrónicos y prensa escrita de los EU: (extractado) «Walt Disney Company ofrece en Estados Unidos reembolsos a los padres por todos los videos «Baby Einstein» que no consiguieron que sus hijos se transformaran en genios». Pueden haber sido grandes niñeras electrónicas, pero los nada habituales reembolsos parecen ser una admisión tácita de que no mejoraron el intelecto de los chicos. «Lo consideramos un reconocimiento por parte de la compañía más importante de videos para bebés de que los mismos no son educativos. Esperamos que otras compañías sigan sus pasos», dice Susan Linn, la directora de Campaign for a Commercial-Free Childhood, que impulsa el tema desde hace años.

A pesar de que a muchos bebés les encantan los videos, la Academia de Pediatría de los Estados Unidos recomienda que los chicos menores de dos años no vean videos ni televisión. Todo el marketing de ‘Baby Einstein’ de la Walt Disney Company se basa en afirmaciones explícitas e implícitas de que los videos son «educativos y beneficiosos para el desarrollo en la temprana infancia», aunque tales declaraciones puedan ser «falsas porque la investigación demuestra que ver televisión a esa edad puede ser nocivo.» Lo que nos debe quedar claro como padres y pediatras es que no todo lo que contiene la publicidad es necesariamente cierto. Cada niño tiene un potencial intelectual y emocional propios que debemos descubrir y ayudar es su construcción y fortalecimiento, basándonos en la mejor información disponible y orientados siempre por nuestro amor.

Categorías
Enfermedades Noticias

¿Sirve el tratamiento para la influenza en niños?

Hoy apareció publicada en el periódico británico The Guardian una noticia cuyo título puede malinterpretarse:

Don’t give Tamiflu or Relenza to under-12s, warn researchers
(No des Tamiflu o Relenza a niños menores de 12 años, advierten investigadores)

Dicha nota hace mención a una investigación recién publicada en una revista médica de gran prestigio, el BMJ.

El título de la noticia puede confundir. Si no se tiene en cuenta toda la información se podría pensar que no se deberían de dar esos medicamentos a los niños que presenten la nueva influenza A(H1N1). Sin embargo, todo esto debe de analizarse dentro de su contexto.

El oseltamivir, cuyo nombre comercial es el ya famoso Tamiflu, es un medicamento que se ha utilizado para tratar los síntomas de la influenza estacional (la que todos conocíamos) desde hace varios años. Con la venida de la influenza pandémica, se ha recomendado el uso de este medicamento en los pacientes que tengan una sospecha alta o una enfermedad confirmada por laboratorio. Las bases de esta recomendación han sido estudios hechos anteriormente, donde se comparan pacientes con influenza que reciben oseltamivir contra pacientes con influenza que reciben un placebo. Los resultados de esos estudios, y los conocimientos que existen actualmente acerca del nuevo virus, hacen suponer que dicho medicamento podría proveer un beneficio en el tratamiento de la influenza A(H1N1).

La investigación publicada en el BMJ explica qué es lo que sabemos hasta este momento en cuanto a la utilidad del tratamiento con oseltamivir (o con la competencia, el zanamivir) en el tratamiento de niños que acuden a consulta (no niños hospitalizados) con influenza estacional:

1. El tratamiento disminuye los síntomas por 0.5 a 1.5 días. Es decir, si la enfermedad me iba a durar 5 días, con el tratamiento tal vez me dure 3.5 o 4 días.

2. El tratamiento podría causar vómito a uno de cada 20 niños que lo tomen. En unos pocos puede causar diarrea o náusea.

3. No se sabe qué tan efectivo es el tratamiento para prevenir complicaciones graves como la neumonía.

Entonces, está claro que el tratamiento sí sirve para disminuir los síntomas. El mensaje de los autores no es precisamente «no dar tratamiento» sino tratar de que se individualice en quiénes vale la pena darlo. Tal vez en un niño mayor de 5 años, sano, sin síntomas de gravedad y sin enfermedades o condiciones acompañantes, el tratamiento podría tener sólo un pequeño beneficio, y habría que poner en la balanza el riesgo de que al niño le pudiera dar vómito o diarrea por tomarlo. Pero por otro lado, el beneficio tal vez será mayor en pacientes con alto riesgo de enfermedad grave (como las embarazadas) y pacientes que presentan dificultad para respirar o síntomas severos.

Si desean leer más al respecto, los invito a visitar el blog del Centro de Medicina Basada en Evidencia del Tec de Monterrey.

La moraleja de todo esto es que las noticias pueden ser malinterpretadas si no se les analiza críticamente. Una buena comunicación con tu pediatra puede despejar las dudas que existen entre los beneficios y los riesgos de éste y de cualquier tratamiento.

Categorías
Enfermedades Noticias

Entendiendo a la influenza H1N1

A medida que pasan los días vamos recabando más información sobre el virus de la influenza A(H1N1), antes influenza porcina. Estos son algunos puntos de interés de la situación actual:

El número de casos ha aumentado. Nos referimos al número de casos confirmados. Esto puede malinterpretarse muy fácilmente. Los nuevos casos confirmados tal vez no representen nuevos contagios, sino personas que eran probables o sospechosas y que finalmente se confirmó su diagnóstico. Las estadísticas que salen a la luz en la prensa pueden confundir y se debe de tener cuidado al interpretarlas. El Dr. Carlos Cuello, director del Centro de Medicina Basada en Evidencia del Tec de Monterrey hace un análisis interesante al respecto. Los casos confirmados en México hasta el día de hoy son 397, según la Organización mundial de la Salud.

Alerta epidemiológica 5 indica una pandemia inminente. Esto no significa que debamos de asustarnos. Estas alertas se refieren al potencial de contagio más que a la mortalidad. Las medidas preventivas que se están tomando pueden parecer exageradas, pero el problema es que la población mundial no ha tenido contacto con el virus de la influenza A(H1N1) al ser una mutación nueva. Esto hace que su propagación pudiera ser más fácil. De ninguna manera se espera que aún volviéndose una pandemia, el virus tenga la letalidad que tuvo la influenza española de 1918. Tenemos más de 90 años de adelantos científicos de nuestro lado.

La mayoría de los casos son leves. En México ha habido 16 muertes confirmadas debido a esta enfermedad. Existen más de 100 fallecimientos que están siendo estudiados para saber si realmente se deben al virus. Aún así, la mortalidad de este virus a nivel mundial ha sido muy similar a la de la influenza estacional. No sabemos si en México en realidad hay una mayor severidad o si hay más casos leves de los reportados. A final de cuentas, debemos tener en mente que es una enfermedad que se puede diagnosticar y que tiene tratamiento.

Categorías
Noticias

Puntos claves acerca de la influenza porcina

A medida que han aumentado los casos de influenza porcina, crece la preocupación de una potencial pandemia. Lo mejor que podemos hacer es mantener la calma, estar bien informados, y tomar medidas de prevención.

A continuación les compartimos puntos claves acerca de la influenza porcina obtenidos del Centro para el Control de Enfermedades (CDC):

¿Qué es la influenza porcina?

La influenza porcina es una enfermedad respiratoria de los cerdos, causada por la influenza tipo A, que provoca con frecuencia brotes de influenza entre estos animales. Aunque, por lo general, los virus de la influenza porcina no infectan a los humanos, se han presentado en algunas ocasiones casos de infecciones en personas. Los casos en humanos se presentan con mayor frecuencia en personas que están en contacto directo con cerdos. 

¿Cómo se propaga la influenza porcina?

Los virus de la influenza se pueden transmitir directamente de los cerdos a las personas y de las personas a los cerdos. Las infecciones en humanos por los virus de la influenza de los cerdos tienen más probabilidad de presentarse en las personas que están en contacto cercano con cerdos infectados, como los que trabajan en criaderos de cerdos y los que participan en ferias de exhibiciones de animales de cría. La transmisión de la influenza porcina entre humanos se cree que se transmite de la misma manera que la influenza estacional, principalmente de persona a persona cuando una persona con influenza tose o estornuda. Algunas veces, las personas pueden contagiarse al tocar algo que tiene el virus de la influenza y luego llevarse las manos a la boca o la nariz.

¿Cuáles son los síntomas de la influenza porcina?

Los síntomas de la influenza porcina en las personas son similares a los de la influenza estacional común, y entre estos se incluyen fiebre, letargo, falta de apetito y tos. Algunas personas con influenza porcina han reportado también secreciones nasales, dolor de garganta, náuseas, vómitos y diarrea.

¿Cómo se diagnostican las infecciones por influenza porcina en humanos?

Para diagnosticar una infección de influenza porcina del tipo A, se debe recoger una muestra obtenida del aparato respiratorio entre los primeros 4 a 5 días de infección (cuando una persona infectada tiene más probabilidad de estar contagiando el virus). Sin embargo, algunas personas, especialmente los niños, pueden diseminar el virus durante 10 días o más. Para la identificación y confirmación del virus de la influenza porcina del tipo A es necesario enviar la muestra a los CDC para que se realicen pruebas de laboratorios.

¿Existen medicamentos para el tratamiento de las personas con infecciones por influenza porcina?

Sí. Los CDC recomiendan el uso de oseltamivir y zanamivir para el tratamiento o la prevención de la infección por los virus de la influenza porcina.

¿La vacuna actual contra la influenza protege contra la influenza porcina tipo H1N1?

La vacuna contra la influenza estacional protege a las personas contra tres cepas de los virus de la influenza: un virus A (H3N2), un virus A (H1N1) y un virus B. Es poco probable que la vacuna contra la influenza estacional proporcione protección contra los virus H1N1 de la influenza porcina.

¿El virus de la influenza porcina H1N1 es igual a los virus H1N1 de la influenza en los seres humanos?

No. El virus H1N1 de la influenza porcina es muy diferente a los virus H1N1 de los humanos y H1N1 de la influenza aviar. Los anticuerpos de los virus H1N1 de la influenza aviar, porcina y humana proporcionan poca protección, si es que lo hacen, contra el virus H1N1 de cada una de las otras especies.

¿Con qué frecuencia las personas se contagian con la influenza porcina tipo H1N1?

Aunque, por lo general, los virus de la influenza porcina no infectan a las personas, se han presentado casos esporádicos de infecciones en seres humanos. En los Estados Unidos, en el pasado, los CDC recibían notificaciones de un caso de infección por el virus de la influenza porcina en seres humanos cada uno o dos años aproximadamente; sin embargo, desde diciembre del 2005, se han reportado 14 casos de
infecciones de la influenza porcina en personas.

¿Con anterioridad se han presentado casos de contagio del virus de la influenza porcina de persona a persona?

Sí. Ha habido algunos casos documentados de personas que han contagiado el virus de la influenza porcina a otras personas. Por ejemplo, en Wisconsin en 1988, un supuesto brote de infecciones por influenza porcina en cerdos, causó múltiples infecciones en seres humanos y aunque no se estableció un brote en la comunidad, se identificaron anticuerpos que comprobaron la transmisión del virus de un paciente a personal de atención médica. (Wells D, JAMA 1991).

¿Qué se hace para detectar otros casos de infecciones en personas por el virus H1N1 de la influenza porcina una vez que se ha detectado un caso?

Se realizan investigaciones epidemiológicas para detectar otros casos de infección por influenza porcina en humanos, entre las que se incluye el rastreo de contactos que tuvieron ambos pacientes. También se incrementa la implementación de medidas de vigilancia para detectar las infecciones de los virus de la influenza porcina en las personas.

Categorías
Noticias

La influenza porcina

La noticia acerca de los casos de influenza porcina que han sido reportados en la ciudad de México ha dado la vuelta al mundo. Hasta este momento, se estima que alrededor de casi 1000 personas han sido afectadas por el virus, y 60 han fallecido. También en el sur de Estados Unidos se han reportado casos y al parecer se trata de un nuevo tipo de virus de influenza porcina.

La influenza porcina es una enfermedad respiratoria de los cerdos, causada por un virus de la influenza tipo A, que por lo general no afecta humanos. Cuando afecta humanos, casi siempre son personas que tienen mucho contacto con dicho ganado. Pocas veces se transmite de humano a humano. Sin embargo, el virus de la influenza tiene una gran capacidad para modificarse. Cuando hay cambios menores en su estructura se producen brotes epidémicos temporales, como los que ocurren año con año en casi todo el mundo. Cuando hay cambios mayores en su estructura es cuando se producen las grandes epidemias. Ahora, el hecho de que se estén incrementando los casos no quiere decir que se avecina una pandemia. Aún es temprano, se sigue investigando, y se están tomando las medidas de prevención necesarias.

¿Qué puedo hacer?

Una de las maneras para prevenir la enfermedad puede ser la vacunación. Sin embargo, como mencionábamos, el virus cambia mucho, y es por eso que todos los años se modifica la vacuna, tratando de pronosticar al virus que afectará la siguiente temporada. El virus porcino es del tipo A, H1N1. La vacuna contiene 3 tipos de virus: uno tipo A (H3N2), uno tipo A (H1N1), y uno tipo B. Si el virus que está afectando en este momento a la población «se parece» al virus para el cual fue fabricado la vacuna, entonces habrá protección.

  • Las demás precauciones que se pueden tener son:
  • Cubrirse la nariz y boca al toser o estornudar y tirar el pañuelo después de usarlo.
  • Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después de toser y estornudar. También puede usar productos con alcohol para limpiar las manos.
  • Tratar de evitar el contacto con personas enfermas. Y si usted está enfermo, quedarse en casa y limitar el contacto con otras personas para no infectarlas.
  • Tratar de no estarse tocando sus ojos, nariz o boca, que así es como se transmiten de manera más frecuente estos gérmenes.

Por lo pronto, lo mejor es mantenerse informado y optimista de que estos serán sólo casos aislados y tener siempre en mente que lo mejor es la prevención.

Categorías
Noticias

¿Eres un cibercondriaco?

Acabo de leer una nota interesante en CNN.com muy relacionada a lo que alguna vez platicamos acerca del Dr. Internet.

El artículo habla de los cibercondriacos. Básicamente, un cibercondriaco es una persona que entra a Internet, empieza a leer acerca de síntomas y enfermedades, y comienza a creer que sufre del padecimiento que está revisando. Podemos llamarle «el hipocondriaco del Siglo XXI».

Ponen un ejemplo típico: el estudiante de medicina de primer año. Los estudiantes empiezan a ser bombardeados de conocimientos acerca de enfermedades y con cualquier síntoma que presentan les comienza la paranoia de que ellos pueden estar enfermos de lo que leyeron.

Así como este ejemplo, nosotros como padres podemos caer en la misma trampa. Al leer que a un niño se le diagnosticó cáncer después de quejas de dolores de huesos, inmediatamente recordamos que nuestro hijo de 5 años se ha estado quejando de dolor de piernas por las noches. Ese mismo día vamos a consulta y el doctor nos dice que son dolores de crecimiento y que no hay porqué preocuparse. Volvemos a nuestra casa, entramos de nuevo a Internet, vemos que lo que nos dijo el médico es cierto, pero sin querer encontramos otro enlace que habla de otras enfermedades que comienzan como si fueran dolores del crecimiento. Así se convierte en un círculo vicioso.

La información que existe a nuestro alcance es muy diversa pero a la vez puede estar muy resumida y fuera de contexto. Puede ser confiable o puede ser una falacia (como las cadenas de correos electrónicos que frecuentemente nos llegan). Aún así, puede ser un apoyo invaluable para aumentar nuestros conocimientos de una enfermedad y así mejorar la comunicación con nuestros médicos.