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Prevención

No a las andaderas

Hasta hoy en día, sigue siendo muy frecuente que los papás coloquen en andaderas a sus hijos para “que caminen más rápido” y para “que se entretengan”. Aunque parezca exagerado, ésta es una costumbre que ya hace tiempo debería haberse cambiado.

Hay estadísticas muy dramáticas del porqué debemos decirle NO a las andaderas. Por ejemplo, sólo en 1999 en EEUU, 8800 niños menores a 1 año 3 meses acudieron a Urgencias de un hospital por causa de una andadera. Además, de 1973 a 1998 hubo 34 reportes de muertes por lo mismo. Se estima que alrededor del 40% de los niños que usan andadera terminan en el departamento de Urgencias de algún hospital.

Así, pasa el tiempo y nos seguimos topando con noticias similares, como la muerte de un niño que ocurrió en Monterrey en el 2002.

Las andaderas son peligrosas, aún con la supervisión de un adulto. Los niños que usan andaderas pueden:

  • Caer por las escaleras. Lo cual frecuentemente causa fracturas y traumatismos craneales. Así es como se lastiman más los niños de andaderas.
  • Quemarse. Un niño en andadera alcanza cosas más altas y puede jalar manteles con comida caliente arriba.
  • Ahogarse. Un niño puede caer en una alberca, tina, o taza de baño.
  • Intoxicarse. De igual manera, al alcanzar objetos más altos, pueden llegar a estantes con medicamentos o sustancias peligrosas.

Por otro lado, se podría pensar que las andaderas ayudan a los niños a caminar pero pasa todo lo contrario. Los niños no aprenden a caminar más rápido y de hecho, su desarrollo mental y su control muscular puede verse retrasado*.

La mayoría de las lesiones pasan mientras los adultos observan. Los papás o cuidantes no pueden responder tan rápido como para evitar un accidente de este tipo. ¡Un niño en una andadera puede moverse hasta 1 metro por segundo! Por eso, no se deberían de usar ni con la supervisión de un adulto.

De nuevo, tal vez suene exagerada una recomendación así, pero no vale la pena arriesgarse cuando es algo que podemos prevenir. Mejor, se podrían usar andaderas estacionarias (sin ruedas) para que salten y jueguen los niños, o corrales, o sillitas altas y seguras para “que se entretengan”

Ojalá y lleguemos algún día a una prohibición voluntaria de estos “juguetes” como la que existe en Canadá desde hace casi 20 años.

Adaptado de AAP

* Siegel AC, Burton RV. Effects of baby walkers on motor and mental development in human infants. J Dev Behav Pediatr. 1999;20:355–361