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¿Comer carne causa cáncer?

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Cuánto furor ha causado una noticia en salud. La nutrición levanta pasiones, sin duda. Los vegetarianos han clamado victoria. Los carnívoros han rondado por las fases del duelo, incluyendo la negación y el enojo. Un amigo se atrevió a decir que la noticia ocasionaría una guerra. Otro invita a una marcha para concientización.

¿Que si cuál fue la noticia? Que comer carne causa cáncer. En específico, que la carne procesada (salchichas, jamón, tocino, etc.) causa cáncer de colon.

¿Quién dice tal cosa? La O.M.S. lanzó un comunicado donde se explica que, después de evaluar más de 800 estudios, incluyendo estudios de larga duración, donde evaluaban a diferentes poblaciones con diferentes dietas, se concluyó que efectivamente, el consumo de carnes procesadas es causa de cáncer.

¿Eso quiere decir que ni yo ni mis hijos pueden comer tocino? ¿ni jamón? ¿ni salchichas? ¿ni pepperoni? ¿ni carne asada? No, no es para tanto. Vamos desmenuzando los números.

Los estudios mencionados concluyeron que comer a diario al menos 50 gramos de estos alimentos (ej. dos rebanadas de jamón al día) por muchos años aumenta el riesgo de cáncer de colon un 18%. Vamos a redondearlo a 20% para hacerlo más sencillo. Cierto, puede sonar alarmante pero éste es un número relativo.

¿Qué significan estas cifras? Se estima que una persona “normal” tiene un riesgo del 5% de padecer cáncer de colon en algún momento de su vida. El 20% de 5 es 1. Esto quiere decir que si nunca comes embutidos tienes un riesgo de cáncer de colon del 5%, y si sí comes muchos embutidos tienes un riesgo del 6%. Ya no suena tan horrible, ¿verdad?

La realidad es que muchos, muchos alimentos que comemos, y muchísimas más cosas con las que estamos en contacto, de alguna manera podrían causar cáncer. Pero tenemos que vivir. Cuidarnos, pero también disfrutar de la vida. ¿Quieres saborear estos alimentos de vez en cuando? Adelante, nomás no lo hagas rutina diaria. 

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Antenas, celulares y cáncer

antena Acaban de poner una antena de telecomunicaciones a un lado de una escuela. De inmediato se prenden las cadenas en las redes sociales. Comienzan las dudas acerca de la seguridad y los posibles efectos secundarios de vivir cerca de una fuente de radiación. Una búsqueda rápida en Google sólo complica las cosas. Si yo ya tengo una inclinación hacia un lado u otro, en internet puedo encontrar lo que apoye mis creencias. Si me suena que las antenas son dañinas, encontraré páginas con anécdotas y estudios al respecto, como Ciudadanos Para Una Tecnología Segura. Si creo que las antenas son seguras, encontraré páginas con estudios que me apoyan, como CEM&Salud. El mismo estudio mencionado en la página en contra de las antenas, es desmenuzado en la página a favor de ellas. Si nos encontramos un estudio de investigación que dice que en Tangamandapio, donde hay una antenota instalada, hay el doble de cáncer que en Parangaricutirimícuaro, donde no hay antena, puede sonar alarmante. Pero el hecho de que se haya hecho un estudio no significa que sus resultados sean verdad. Imagínense que en Tangamandapio haya más fumadores y más gente anciana que en Parangaricutirimícuaro, y que los autores del estudio no hayan tomado en cuenta esto. Pudiera ser que Don Jaimito y su familia tengan más cáncer por ser viejitos y fumadores, y no por vivir a un lado de una antena. Hay muchas cosas que pueden confundir en los resultados de un estudio. Si fuéramos investigadores, lo que podríamos hacer es una revisión sistemática: buscar por mar y tierra todos los estudios que hablen de lo mismo, en todos los idiomas, analizarlos, criticarlos, depurar los bien hechos de la paja, y sacar conclusiones. Pero como no lo somos, tal vez podemos apoyarnos en organismos que a esto se dedican, como la Colaboración Cochrane, o en organismos sin fines de lucro como la Organización Mundial de la Salud. De hecho, la O.M.S. tiene un comunicado referente a los campos electromagnéticos que emiten las antenas de telefonía celular. Otros organismos independientes, sin fines de lucro, dedicados a la investigación del cáncer tienen mensajes similares tanto para antenas como para el mismo teléfono celular. Dentro de los más imparciales que conozco están:

Y el reporte más completo que he encontrado, que junta todos los estudios hasta el momento, los analiza, y los critica de una manera transparente, es esta revisión sistemática. Dando un vistazo rápido a todo esto, y tratando de ser imparcial, mi impresión es que todo apunta a que el riesgo de cáncer por exponerse a estas antenas, bajo las regulaciones internacionales, es mínimo o inexistente. Pero como todo en la ciencia y en la medicina, esto sigue progresando. Cada vez usamos más ondas electromagnéticas y sigue estudiando su seguridad y sus posibles efectos adversos. Por lo pronto y hasta nuevo aviso, me siento tranquilo. Voy a prepararme unas palomitas de maíz en el horno de microondas para después sentarme a ver una película transmitida via WiFi hacia mi televisión, y con el smartphone a mi lado por si me hablan. Todos estos aparatos son fuentes de campos electromagnéticos y/o radiación no ionizante.

 


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Uso de microondas y cáncer infantil

En una entrada previa hablábamos de los celulares. Ahora es el turno del microondas, otro aparato moderno acusado de terribles males.

El horno de microondas calienta los alimentos mediante radiación, es cierto, pero eso no quiere decir que está transformando a la comida en algo radiactivo como le pasó al Hulk. La radiación emitida por estos hornos es no-ionizante, del mismo tipo que la emitida por los teléfonos celulares. Y así como con los teléfonos, no tenemos nada de qué preocuparnos. En ningún momento se ha demostrado que la radiación del horno de microondas produzca o acelere algún tipo de cáncer.

Éste es uno de los mitos que probablemente ya les ha llegado por correo electrónico y representa una razón más para no confiar en las cadenas de correos.

Otro mito es que destruye los nutrientes de los alimentos. La realidad es que cualquier tipo de cocción puede llegar a hacerlo. Mientras no se cocine de más la comida, no hay problema.

Tal vez el único detalle malo es que el microondas calienta los alimentos de manera muy desigual, así que hay que tener cuidado porque una parte puede parecer fría o tibia, y más adentro puede estar tan caliente como para producir quemaduras.

Si quieren seguir leyendo al respecto, les recomendamos visitar la página de Cancer Research UK, un organismo altruista con excelente y confiable información.

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 12 de julio, 2010.

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Uso de celulares y cáncer infantil

La radiación que producen los teléfonos celulares y las antenas de las compañías telefónicas han sido tema polémico desde hace mucho tiempo. Estudios pequeños y con muchas fallas parecían indicar hace algunos años que la exposición a esta radiación aumentaba un poco el riesgo de cáncer en los niños. Y con la rapidez que se transmite la información hoy en día, inmediatamente se alimentan los miedos y los mitos, como en esta discusión que aparece en Yahoo.

Este mes se publicó en la revista British Medical Journal un estudio muy bien hecho que da luz al respecto. En términos sencillos, los autores revisaron 1397 casos de cáncer en niños entre 0 y 4 años de edad y los compararon con 5588 niños sin cáncer que fueran muy similares a ellos, para después examinar si había más exposición a radiación por teléfonos celulares o por antenas en los casos. La buena noticia es que no encontraron ninguna asociación entre la radiación de estos teléfonos y el cáncer infantil. (Para los conocedores: es cierto, un estudio retrospectivo como éste tiene sus limitaciones, pero no sería ético experimentar de manera prospectiva)

Entonces, podemos estar más tranquilos, considerando que los niños de esta generación están creciendo con toda esta tecnología.

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 29 de junio, 2010

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Mitos y realidades sobre salud en internet

¿Cuántos de nosotros hemos recibido correos electrónicos acerca de noticias curiosas, sensacionales, alarmantes, inquietantes… acerca de nuestra salud? El alcance del internet hace que cualquier persona pueda generar pánico con una simple historia.

Aquí van unos pocos ejemplos que van desde lo interesante hasta lo peligroso para la salud pública.

¿La boca del perro es más limpia que la del humano?

Esta aseveración realmente fue creada por los mismos médicos al notar en algunos estudios observacionales que las heridas causadas por mordidas de humanos se infectaban más que las mordidas de perros. Evidencias más recientes muestran que el riesgo de infección es muy similar, sobre todo en heridas fuera de la mano. Además, el perro puede transmitir enfermedades como rabia, tétanos e infecciones por una bacteria llamada Pasteurella.

Si bien es cierto que el riesgo de infección en una herida por mordedura de perros es un poco menor al causado por un humano, el solo hecho de pensar dónde anda la lengua de un perro y todo lo que lleva a la boca, nos puede dar la respuesta de que no, la boca del perro no es más limpia que la del humano.

Tomar agua fría después de comer causa cáncer

Este mensaje ha recorrido el mundo como parte de cadenas en correos electrónicos y es un buen ejemplo para ignorar cualquier email que nos llegue sin ninguna referencia. Supuestamente, después de una comida, el agua fría «endurecerá» las grasas recién consumidas, para después depositarse y recubrir por dentro el intestino y finalmente generar cáncer. No hay una sola referencia médica o de investigación básica que respalde esta información.

Las vacunas causan autismo

Como ya lo habíamos discutido antes, existen cientos de personas y familias que aseguran que las vacunas causan autismo. El autismo ha ido en aumento en las últimas 2 décadas, y como en ese periodo se ha vacunado cada vez a más personas, se ha tratado de establecer un nexo. Lo que poco se discute como otra posibilidad es que tanto médicos como familiares estén más informados acerca de esta enfermedad y por lo tanto se estén estableciendo más diagnósticos y de manera más temprana. Tanto el Centro para el Control de Enfermedades de EEUU como la Organización Mundial de la Salud han estudiado este tema y las investigaciones no han demostrado causalidad entre vacunas y autismo.

La vacuna del virus del papiloma es un truco comercial

Como dice el viejo y conocido refrán: más vale prevenir que lamentar. Es cierto que la infección por el virus del papiloma, en su mayoría, puede ser autolimitada. Sin embargo, eso no debe ser justificación para tomar una medida de prevención al respecto si pensamos que una complicación puede ser un cáncer.

Algo que debemos tener claro son las expectativas en cuanto a las vacunas. Es verdad que la vacuna del virus del papiloma no cubre todos los serotipos que existen, pero protege contra los que más frecuentemente nos afectan.

Por otro lado, es cierto que es una vacuna nueva y cara, y que aún se están realizando estudios a largo plazo para saber si da una protección después de muchos años. Pero si está demostrado que la vacuna sí aporta un beneficio a corto y mediano plazo para la prevención de esta enfermedad, ¿nos vamos a esperar 20 o 30 años para empezar a ponerla?

El colesterol no causa enfermedades del corazón

Es increíble pero existen sitios en internet y libros publicados que desacreditan los cientos de investigaciones que relacionan los niveles altos de colesterol «malo» con enfermedades del corazón. Debemos considerar que los niveles de colesterol representan un factor de riesgo, el cual no es el único responsable de una enfermedad coronaria. Es obvio que no todas las personas con niveles altos de colesterol fallecerán de un infarto, pero está demostrado que sí tienen una mayor probabilidad de hacerlo.

Podríamos seguir con muchos más ejemplos, pero los dejaremos para otra ocasión.

La moraleja de todo esto es que aunque tengamos la información al alcance de una tecla, debemos asesorarnos y discutir con los médicos la veracidad de lo que encontremos.