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Prevención

¡Al agua, patos! De manera segura

Ahora que estamos en verano, queremos compartir contigo algunos tips adaptados de la Academia Americana de Pediatría sobre seguridad en albercas.

¿Cuál es la mejor manera de mantener seguros a los niños en albercas?

Un adulto debe vigilar a los niños en todo momento. La vigilancia debe ser estrecha. Esto quiere decir que el adulto debe de estar a no más de un brazo de distacia del niño a quien cuida. La supervisión por parte del hermano mayor nunca sustituye la de un adulto.

Reglas en la alberca

Si tú tienes alberca en casa, insiste que se sigan las siguientes reglas:

Mantener juguetes lejos de la alberca cuando ésta no esté en uso.
Vaciar albercas inflables después de usarlas.
No usar triciclos o bicicletas cerca de la alberca.
No tener ningún aparato eléctrico cerca de la alberca.
No tirarse clavados en una alberca poco profunda.
No correr en las orillas de la alberca.
Mantener cercas alrededor de la alberca.

Los niños por lo general no tienen un desarrollo psicomotor suficiente para tener clases formales de natación hasta su cuarto cumpleaños. Las clases que se dan a niños menores de dos años no necesariamente hacen que estén más seguros en las albercas y no son un medio de prevención para ahogamientos. Siempre debe haber un adulto supervisando un niño pequeño.

Si deseas que tu hijo pequeño entre a un programa de natación, escoge uno que no requiera que el niño está sumergiendo su cabeza (el tomar demasiada agua puede hacer que tu niño se sienta mal). Además, escoge una academia en donde te dejen nadar y participar con tu hijo. Una vez que tu hijo esté listo (entre los 3 y 4 años), entonces sí, que aprenda a nadar. Aún así, recuerda que el hecho de que un niño sepa nadar no significa que esté a salvo en el agua. Muchos de los ahogamientos suceden en personas que sí saben nadar y se confían de ello. De nuevo, siempre debe haber supervisión de un adulto.

Ahora sí… ¡al agua, patos!