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Mitos y realidades

Mitos y realidades sobre salud en internet

¿Cuántos de nosotros hemos recibido correos electrónicos acerca de noticias curiosas, sensacionales, alarmantes, inquietantes… acerca de nuestra salud? El alcance del internet hace que cualquier persona pueda generar pánico con una simple historia.

Aquí van unos pocos ejemplos que van desde lo interesante hasta lo peligroso para la salud pública.

¿La boca del perro es más limpia que la del humano?

Esta aseveración realmente fue creada por los mismos médicos al notar en algunos estudios observacionales que las heridas causadas por mordidas de humanos se infectaban más que las mordidas de perros. Evidencias más recientes muestran que el riesgo de infección es muy similar, sobre todo en heridas fuera de la mano. Además, el perro puede transmitir enfermedades como rabia, tétanos e infecciones por una bacteria llamada Pasteurella.

Si bien es cierto que el riesgo de infección en una herida por mordedura de perros es un poco menor al causado por un humano, el solo hecho de pensar dónde anda la lengua de un perro y todo lo que lleva a la boca, nos puede dar la respuesta de que no, la boca del perro no es más limpia que la del humano.

Tomar agua fría después de comer causa cáncer

Este mensaje ha recorrido el mundo como parte de cadenas en correos electrónicos y es un buen ejemplo para ignorar cualquier email que nos llegue sin ninguna referencia. Supuestamente, después de una comida, el agua fría «endurecerá» las grasas recién consumidas, para después depositarse y recubrir por dentro el intestino y finalmente generar cáncer. No hay una sola referencia médica o de investigación básica que respalde esta información.

Las vacunas causan autismo

Como ya lo habíamos discutido antes, existen cientos de personas y familias que aseguran que las vacunas causan autismo. El autismo ha ido en aumento en las últimas 2 décadas, y como en ese periodo se ha vacunado cada vez a más personas, se ha tratado de establecer un nexo. Lo que poco se discute como otra posibilidad es que tanto médicos como familiares estén más informados acerca de esta enfermedad y por lo tanto se estén estableciendo más diagnósticos y de manera más temprana. Tanto el Centro para el Control de Enfermedades de EEUU como la Organización Mundial de la Salud han estudiado este tema y las investigaciones no han demostrado causalidad entre vacunas y autismo.

La vacuna del virus del papiloma es un truco comercial

Como dice el viejo y conocido refrán: más vale prevenir que lamentar. Es cierto que la infección por el virus del papiloma, en su mayoría, puede ser autolimitada. Sin embargo, eso no debe ser justificación para tomar una medida de prevención al respecto si pensamos que una complicación puede ser un cáncer.

Algo que debemos tener claro son las expectativas en cuanto a las vacunas. Es verdad que la vacuna del virus del papiloma no cubre todos los serotipos que existen, pero protege contra los que más frecuentemente nos afectan.

Por otro lado, es cierto que es una vacuna nueva y cara, y que aún se están realizando estudios a largo plazo para saber si da una protección después de muchos años. Pero si está demostrado que la vacuna sí aporta un beneficio a corto y mediano plazo para la prevención de esta enfermedad, ¿nos vamos a esperar 20 o 30 años para empezar a ponerla?

El colesterol no causa enfermedades del corazón

Es increíble pero existen sitios en internet y libros publicados que desacreditan los cientos de investigaciones que relacionan los niveles altos de colesterol «malo» con enfermedades del corazón. Debemos considerar que los niveles de colesterol representan un factor de riesgo, el cual no es el único responsable de una enfermedad coronaria. Es obvio que no todas las personas con niveles altos de colesterol fallecerán de un infarto, pero está demostrado que sí tienen una mayor probabilidad de hacerlo.

Podríamos seguir con muchos más ejemplos, pero los dejaremos para otra ocasión.

La moraleja de todo esto es que aunque tengamos la información al alcance de una tecla, debemos asesorarnos y discutir con los médicos la veracidad de lo que encontremos.

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Prevención

No mantecas ni remedios para las quemaduras

Entre los accidentes más frecuentes están las quemaduras. Éstas pueden variar desde muy leves hasta poner en peligro la vida. Algunas se pueden tratar en casa, otras deben tratarse en el consultorio o en el hospital. Las más frecuentes son por escaldadura (derrame de líquidos calientes).

Las quemaduras se dividen en 3 grados según su severidad. Las de primer grado generalmente son causadas por un contacto muy breve con calor, y por lo general son rojas, dolorosas y con un poco de hinchazón. Las de segundo, son más severas y dejan ampollas o un rojo mucho más intenso. Finalmente, las de tercer grado son las más graves, más profundas y pueden ser indoloras y llegar al hueso. La profundidad y la extensión de las quemaduras dictan el tratamiento a seguir.

¿Qué hago si mi hijo se quema?

Lo inicial es quitar la ropa de las partes quemadas, con excepción de la que pudiera estar pegada a la piel. Inmediatamente después, debes echar agua fresca sobre la quemadura hasta que disminuya el dolor. Esto también ayudará a limitar la extensión de la herida. NO pongas ningún tipo de remedio casero como los que sugieren las costumbres: manteca, harina, huevo, pasta de dientes… Si la quemadura es superficial y pequeña, puedes cubrirla con una gasa estéril.

Si existe cualquier duda en qué hacer posteriormente llama a tu pediatra. En muchas ocasiones se necesitará revisar al niño y/o se recomendará algún tipo de crema con antibióticos.

Debes buscar ayuda de emergencia si la quemadura parece de segundo o tercer grado, si el área quemada es la cara, la cabeza, las manos, los pies o los genitales, si la extensión de la herida es amplia, si fue producida por electricidad o algún químico (ej. cáusticos o ácidos), o si en un inicio no se consultó al niño y la herida parece estar infectada (se vuelve más roja, con secreción, más hinchada y dolorosa).

Recordemos que lo ideal es prevenir. Cuidemos a nuestros hijos teniendo cuidado en la cocina, al tomar o preparar bebidas calientes, al planchar, al usar velas y jugar con luces de bengala, en fin, buscando dónde pudiera existir un riesgo de quemadura.

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Niño sano

Acaba de nacer mi hijo y queremos salir a pasear

¿Cuántos días tenemos que esperar para salir a pasear con nuestro recién nacido?

No existe un número definitivo ni una respuesta médica exacta para decidir cuándo sacar a pasear al recién llegado. Algunos pediatras sugieren que hasta después del mes, otros que después de 3 meses, y otros más lo permiten desde el nacimiento.

La realidad es que todas estas opciones pueden ser válidas según la circunstancia familiar e individual.

Lo primero a considerar es que los pediatras prefieren que el niño no salga en los primeros días o semanas de vida, para prevenir infecciones. El sistema inmune del recién nacido aún se encuentra en desarrollo, y el contraer una infección puede ser más peligroso que en los niños más grandes. Llevar al recién nacido a lugares públicos como centros comerciales, mercados, cines, etc., pudiera exponer al bebé a personas que están enfermas.

De cualquier modo, en la mayoría de los casos no hay contraindicación absoluta para salir de casa, y de hecho, es sano salir siempre y cuando tomemos ciertas precauciones: evitar lugares con demasiada gente, pedir a cualquier persona que quiera tocar o cargar al bebé que se lave las manos antes, evitar personas o niños que se vean enfermos con resfriados o diarrea, arropar bien al bebé, asegurarnos que tenga sus vacunas acorde a su edad. Y claro, una de las armas de prevención más importantes es la lactancia.

Platica con tu pediatra para que disfrutes al máximo cada etapa de tu bebé.

 


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Niño sano

Mi hijo hace berrinches y se queda trabado

En general, los berrinches se presentan entre el año y los 3 años de edad. Estos pueden variar desde quejas y llanto hasta gritos ensordecedores y golpeteos peligrosos.

Estos berrinches representan, por lo general, frustración del niño al no poderse comunicar como quisiera y no poder obtener sus deseos. Se presentan alrededor de los 2 años que es cuando el lenguaje del niño aumenta, pero no lo suficiente para poder expresarse. Algunos niños tienen berrinches ocasionales mientras que otros niños los tienen varias veces al día.

Existe un tipo de berrinche que puede llegar a impresionar mucho a los papás, al grado que piensen que algo anda mal o que el niño está convulsionando: el espasmo del sollozo. En este berrinche, el niño llora continuamente hasta dejar de respirar por unos segundos. Algunas mamás refieren que el niño «se traba del coraje». Al pasar esto, algunos niños pueden llegar a desplomarse en el suelo o tener movimientos de arqueos, similares a los que se ven en las crisis convulsivas.

Como papás, podemos llegar a identificar cuál es berrinche y cuál no, pero siempre que haya duda es mejor comunicarse con el pediatra.

Algunas de las estrategias para lidiar con los berrinches son: tratar de identificar qué es lo ocasiona la frustración del niño en ese momento; tratar de distraer al niño; ocultar objetos que pudieran ser peligrosos pero que el niño podría querer, para así evitar el berrinche por no prestárselos; dar atención al niño cuando anda de buen humor, para que aprenda que al estar contento recibe más atención.

Una vez iniciado el berrinche, lo más importante es mantener la calma, respirar hondo y tratar de entender qué es lo está ocasionando la crisis. Si nos frustramos o enojamos complicaremos la situación. O peor aún, el niño aprende por ejemplo, así que si les pegamos cada vez que tienen un berrinche, ellos sentirán que pegar está bien y que es una conducta aceptable.

Pensemos en la situación por la que está pasando el niño en su desarrollo para entenderlo mejor y seamos consistentes con la disciplina.

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Mitos y realidades

Si haces bizcos te vas a quedar así

Probablemente hemos escuchado en muchas ocasiones esa advertencia: ¡Si haces los ojos bizcos te vas a quedar así!

Bizco o virolo, son palabras que se refieren a la desviación de los ojos fuera de su posición normal, generalmente hacia adentro. Existe la creencia de que si un niño, voluntariamente, mueve sus ojos a esa posición, y lo hace en repetidas ocasiones, se quedará así para siempre. Otras personas mencionan que si al estar con los ojos bizcos sentimos una ráfaga de aire, también nos quedaremos así.

Todo esto es falso. El estrabismo es la mala alineación de los ojos y se divide en varios tipos dependiendo si los ojos están desviados hacia adentro, hacia afuera, arriba, abajo, o si la desviación es permanente o sólo una tendencia a desviarse por parte de un ojo. El recién nacido normal puede presentar estrabismo convergente (hacia adentro) ocasional, sin que éste represente una enfermedad. A medida que el niño crece y la visión mejora, la alineación de los ojos se normaliza, y alrededor de los 3 meses los niños ya tienen una mirada alineada.

Sin embargo, el estrabismo detectado más adelante sí puede representar un problema. Tratando de simplificar, cuando los ojos apuntan hacia direcciones distintas, el cerebro «elige» una de las dos imágenes y «elimina» la otra. Si esto persiste, el ojo «eliminado» comienza a perder visión y puede llegar a quedar ciego.

De ahí la importancia del control del niño sano para detectar estos problemas.

Algunos niños tienen el puente nasal amplio, de tal manera que se cubre parte de la esclera nasal (lo blanco del ojo, del lado de la nariz). Esto da la apariencia de que el niño tiene una desviación hacia adentro. Esto se llama pseudoestrabismo, y no es una enfermedad. Es simpemente una falsa impresión relativa al tamaño del puente nasal.

El pediatra, en las visitas del control de niño sano, explorará varios aspectos de la visión desde que nace el niño. Revisará con el oftalmoscopio las pupilas, para ver su reflejo (color, simetría); checará los movimientos y la conjugación de los ojos. Más adelante realizará tamizajes visuales con tablas o carteles en los que el niño indicará el dibujo que el médico señala. Y podrá hacer otras pruebas si existe la sospecha de estrabismo, como cubrir y descubrir un ojo para valorar la acomodación de los ojos.

 

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Niño sano

¿Cuándo empiezo a lavarle los dientes a mi niño?

Lavarse los dientes es un hábito sano que debe fomentarse en toda la familia.

El aseo dental comienza desde antes de que salga el primer diente. En los bebés, es recomendable que después de sus alimentos se limpien las encías y la lengua con una toallita húmeda. La mayoría de los bebés disfrutan que les froten las encías, sobre todo cuando van a brotar los primeros dientes.

Cuando sale el primer diente, puede continuarse el aseo con una toalla o gasa húmeda, y también pueden lavarse con agua y cepillos de dientes infantiles, como los que tienen forma de dedal. Durante todo este tiempo podemos enseñar a nuestros hijos a sostener el cepillo e intentar lavárselos él mismo. Sin embargo, aún no tendrán la destreza para obtener un buen aseo.

Alrededor de los 2 o 3 años, cuando el niño ya tiene mayor habilidad motora y sabe escupir, se agrega pasta de dientes al cepillo, en cantidad similar al tamaño de un chícharo.

Además de todo esto, es recomendable acudir a consulta con el dentista cuando el niño cumpla 1 año.

Y claro, primero está el buen ejemplo que debemos dar nosotros los padres al lavarnos los dientes después de cada comida.

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Prevención

Mordeduras de animales

Todos los niños son curiosos. A todos les gusta explorar y descubrir su entorno. Y en especial, los animales despiertan el interés de los pequeños.

La mayoría de las mordeduras de animales son prevenibles. Como papás y mamás, debemos enseñar a nuestros hijos a cómo acercarse a animales, cuáles evitar, cómo hacer «cariños» a las mascotas sin molestarlas. Debemos enseñar también que no se deben de molestar y que no se debe dar de comer a animales salvajes.

Cuando el accidente pasa, hay que saber qué hacer. Todas las mordeduras y rasguños que rompen la piel pueden causar infecciones. Por lo general, estas infecciones son tratables y de buen pronóstico, pero rara vez pudiera existir el riesgo de rabia, una infección peligrosa y mortal.

Lo primero que se debe hacer cuando existe una mordedura es limpiar el área con agua y jabón, e inmediatamente hacer presión con una gasa estéril o alguna prenda limpia si la herida está sangrando. Las heridas pequeñas y superficiales curan solas o con mínimos cuidados, pero siempre es recomendable comunicarse con su pediatra para describir la situación y esperar instrucciones. Siempre que hable con su pediatra trate de recordar detalles como qué tipo de animal era, si estaba vacunado, si lo capturaron, en qué lugar fue el incidente, así como tener a la mano la cartilla de vacunación del niño.

Es necesario acudir a consulta si el niño:

  • fue mordido por un perro no vacunado (o que no se sabe si tiene vacunas), no provocado, o por algún animal salvaje.
  • no tiene vacuna o refuerzo de la vacuna del tétanos.
  • tiene una mordedura y la piel se torna roja, hinchada, dolorosa o caliente.
  • fue mordido en la cara, cuello, manos, pies o articulaciones, aún cuando la herida es pequeña.
  • tiene una laceración o herida profunda.