¿Cuántas veces les ha pasado? Después de hacer malabares para poder ir a la clínica o al centro de salud para vacunar a tu bebé, y después de esperar más de lo que creías, finalmente es tu turno y resulta que no quieren vacunar al niño porque tiene mocos. Frustrante, ¿verdad?
¿Son los mocos una contraindicación para poner las vacunas? En realidad no, pero es una precaución.
Las contraindicaciones son situaciones en las que la persona tiene un riesgo más alto de presentar una reacción adversa grave al ponerle una vacuna. Estas condiciones son variadas, dependen de cada persona y también del tipo de vacuna. Por ejemplo, un niño con una inmunodeficiencia grave (en la que sus “defensas” no funcionan bien) no debe recibir una vacuna hecha con un virus atenuado como la triple viral que se pone al año.
Las precauciones, en cambio, son situaciones en las que podría haber una confusión para hacer un diagnóstico, o en las que podría comprometerse la capacidad del cuerpo para producir anticuerpos.
Si un niño comenzó con mocos, y lo vacunan y presenta fiebre, ¿cuál es la causa? ¿Tiene fiebre porque tiene una infección respiratoria o sólo es un efecto leve de la vacuna?
El dilema se complica con los niños de guardería que tienen moco eterno. En ellos, si quisiéramos esperar a que se libren al 100% de los mocos, todas sus vacunas se retrasarían.
Entonces, ¿cuál es el mensaje? Debemos mantener una buena comunicación con el equipo de salud. El médico puede verificar si el moco que tiene un niño que acude a guardería es debido a un proceso agudo en el cual es mejor esperar un tiempo antes de vacunar. Si se trata de algo alérgico o es lo que queda de un cuadro que ya se está resolviendo, se puede dar luz verde para su vacunación.
Y debe quedar claro que las contraindicaciones y las precauciones pueden ser temporales. Si no se puede hoy, tal vez se pueda mañana (o meses o años después).