Se le llama así, al control regular de un paciente desde el momento mismo del nacimiento hasta el término de la adolescencia. La Norma Oficial Mexicana establece que durante el primer año, un niño (a) debe revisarse clínicamente en el momento del nacimiento, a la semana de vida, al mes de edad y posteriormente, a los 2,4,6,9 y 12 meses. Durante el segundo año de vida, debe ser evaluado cada 3 meses; de los 2 a los 5 años por lo menos de 2 a 3 veces al año y a partir de entonces, de 1 a 2 veces al año. Esta revisión clínica debe ser ajustada a cada paciente ya que si éste es portador de algún problema especial (por ejemplo una enfermedad del corazón) evidentemente las necesidades de las revisiones son diferentes.
En cada visita médica hacemos una evaluación integral del paciente: Peso para la edad, talla para la edad, peso para la talla y perímetro cefálico. Estas medidas son las mas importantes para darnos una idea de si el crecimiento del individuo es armónico o no. Por ejemplo: si el perímetro cefálico está creciendo a un ritmo menor que el de su talla, puede indicarnos la probabilidad de que el cerebro no se está desarrollando adecuadamente o de que las suturas de la cabeza del niño se han cerrado en forma prematura y cada una de estas posibilidades implica un abordaje y tratamiento muy diferentes. Aquí detectamos si el paciente tiene algún grado de desnutrición o si por el contrario, está cursando con sobrepeso y obesidad para tomar las medidas necesarias para mantenerlo en un rango ideal de peso de acuerdo a su edad, talla y sexo. En este punto es muy importante la decisión del momento ideal para iniciar con los alimentos diferentes a la leche (ablactación) y además enseñarle a los padres cuáles son los alimentos considerados alergénicos para que sean introducidos a la dieta del bebé en el tiempo de menor riesgo. Además de estos parámetros, existen otras medidas que los pediatras hacemos en cada paciente como por ejemplo la relación del segmento superior con el inferior del cuerpo, la longitud del pie, la circunferencia del tórax y abdomen, etc los cuáles tienen una implicación clínica propia.
El desarrollo del niño (a), es el otro aspecto tan importante como el anterior, en el cual vemos el grado de madurez que va teniendo cada órgano y sistema del paciente. Por ejemplo, es muy importante cuándo fija la mirada y sigue objetos o personas, cuándo sonríe socialmente, cuándo se sienta, gatea en forma coordinada y camina. En qué momento es capaz de sostenerse en un pie, controlar sus esfínteres, correr con armonía, andar en triciclo, etc.
Dentro de la evaluación del desarrollo, existe un tiempo apropiado para que el niño sea valorado por el odontólogo, traumatólogo (para analizar la marcha, pie plano, columna, cadera, etc.) oftalmólogo (grado de agudeza visual, visión coordinada, desviaciones de los ejes visuales, fondo de ojo, etc.). También vamos evaluando el lenguaje y la evolución de su inteligencia de tal forma que vamos sugiriendo en qué momento debe iniciar con su actividad académica y en caso necesario, apoyarnos en la estimulación temprana para que se alcance el grado óptimo de su función intelectual.
Una vez analizados el crecimiento y desarrollo de nuestro paciente pasamos al aspecto de las inmunizaciones (vacunas). En este punto los padres deben recibir la información actual acerca de todas las enfermedades que podemos prevenir tanto con el esquema básico que nos ofrece el Sector Salud, el cual afortunadamente, se ha ido mejorando en estos últimos años, así como las vacunas que aún no están integradas en la Cartilla básica por motivos económicos nacionales y de ninguna manera por que no sean importantes.
Otro aspecto importante dentro del control del niño sano, es la realización de exámenes de laboratorio en el momento oportuno ya que hay costumbres no adecuadas en la actualidad como el estar “desparasitando” en forma ciega y rutinaria ( hay personas que hasta nos presumen que desparasitan a toda la familia cada 6 meses) a todos los niños, ya que en primer lugar no existe un medicamento que combata a todos los parásitos que afectan al humano y ni todos los niños están necesariamente parasitados. Es importante recalcar que todo medicamento tiene efectos indeseables por lo que cuando lo prescribimos debe estar justificado.
Con este panorama general de lo que es el control del niño sano, espero que vayamos haciendo conciencia de lo importante que es prevenir una amplia gama de padecimientos, estimular el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos de acuerdo al potencial genético recibido a través de sus padres y no lamentarnos de lo que pudimos haber prevenido con los consejos siempre sanos y llenos de la mejor intención por parte de su pediatra.