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Algunos consejos para la alberca

Continuando con los temas veraniegos, les compartimos ahora algunos consejos para la alberca.

Primero, la Academia Americana de Pediatría nos da recomendaciones acerca de cuándo debería aprender a nadar un niño. La Academia ha relajado su postura un poco. Antes recomendaba que se enseñara a los niños a nadar hasta los 3 o 4 años. Ahora ya permite a los padres que se metan a clases de natación a los niños mayores de 1 año. Aún así, vale la pena revisar todos los consejos de la Academia para evitar accidentes en las albercas.

Por otro lado, el CDC nos da algunos tips para prevenir infecciones en las albercas. La diarrea causada por ciertos microorganismos (Cryptosporidium, Giardia, norovirus, E. coli, etc.) es una de las enfermedades que pueden producirse de manera ocasional al disfrutar de las albercas o balnearios públicos. Para prevenirla es recomendable: no nadar si se tiene diarrea, mantener un buen higiene, no tomar agua de la alberca. Y en los padres de niños pequeños: sacar periódicamente a los niños de la alberca para ir al baño, cambiar pañales de manera frecuente y, de nuevo, mantener buenos hábitos higiénicos.

Y como se dice comúnmente, ¡Al agua, patos!

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola, 30 julio 2010.

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Problemas comunes en las vacaciones de verano

Las vacaciones de verano son esperadas con impaciencia por la mayoría de los niños aunque no siempre es así por los padres o al menos no los 2 meses que en promedio tienen de días de descanso escolar. En el mejor de los casos nos ponemos a buscar actividades para que se entretengan y luego hacemos algún viaje que planeamos (el cual no dura ni con mucho todo este tiempo) pero en otras ocasiones, los padres tenemos que trabajar y no podemos contar con días para convivir con nuestros hijos en esta época.

En la mayoría de los cursos de verano se incluyen actividades en albercas y de aquí se desprenden algunos de los padecimientos frecuentes: dermatitis y quemaduras solares, otitis externas y conjuntivitis.

Es importante tomar precauciones para evitar estos problemas.  El uso de «pantallas» solares, conocidos como bloqueadores solares (no así los «bronceadores») es imprescindible utilizarlos.  De preferencia aplíquelos al menos 10 minutos antes de la exposición al sol.  Existen innumerables de ellos en el mercado pero debemos escoger de al menos Factor 50 de protección cuando van a estar expuestos por mucho tiempo y en caso de ser tiempo continuo, aplicar hasta 2 o 3 veces por evento.  Al terminar el uso de la alberca hay que dar un baño en la regadera para quitar el agua clorada y evitar así algunas dermatosis (alteraciones de la piel) que se derivan de la exposición solar y agua clorada.

Para evitar o disminuir la incidencia de otitis externa, debemos mantener secos los oídos después de haber estado en la alberca:  se puede usar un pañuelo facial o los famosos «cotonetes» pero sólo para secar la región auricular y la entrada al conducto auditivo,  no para sacar cerumen del interior del conducto.  Otra manera es utilizar la secadora de pelo a cierta distancia del oído para no lastimar a los niños con el calor o el ruido.  Si con estas precauciones presenta dolor de oído el niño, acuda con su pediatra para controlar el problema.

En cuanto a la conjuntivitis hay que enseñar a nuestros hijos el uso de gogles pues el contacto de la conjuntiva con el agua clorada es irritante para la misma y al usar estos protectores oculares, la incidencia de este problema disminuye.

Si tomamos en cuenta estos pequeños consejos podremos pasar unas vacaciones de verano más placenteras.

Escrito por Dr. Roberto Zazueta Tena, 17 julio 2010.

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Consejos de seguridad para Halloween

Halloween es una fiesta muy divertida para los niños, e incluso para los adultos. Los niños se divierten disfrazándose, paseando de casa en casa y pidiendo dulces.

Para que nuestros hijos se diviertan de una manera segura, podemos prevenir muchos accidentes.

Por ejemplo, trata de que los disfraces sean brillantes o por lo menos que tengan alguna banda que refleje la luz. De esta manera evitarás que los automóviles no los vean cuando ya oscurezca.

Cuida que las máscaras no estén apretadas, que tengan agujeros grandes para los ojos, y espacio suficiente para que el niño respire cómodamente.

Para evitar tropiezos, checa que el disfraz no le quede demasiado largo.

Al pasear, lleva lámparas de mano y vayan en grupos. Crucen las calles también en grupo, y no asuman preferencia (¡sobretodo en ciudades con poca educación vial!).

Es mejor no jugar con fuegos artificiales, o por lo menos, trata de que siempre haya supervisión de un adulto y que los disfraces sean de materiales resistentes a las llamas.

Explica a tus hijos por dónde pueden pasear, cómo pedir dulces y que nunca deben entrar en casas de extraños.

Finalmente, cuidado con los dulces. Convence a tus hijos para que racionen su botín en los días después de Halloween. Y siempre revisa que no haya dulces con los que se pueda atragantar un niño menor.

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Si le hubiera puesto el cinturón

Pasan los años, y el hábito de ponernos el cinturón aún no se arraiga. Si no consideramos ponernos el cinturón nosotros mismos, nuestros hijos sufrirán las consecuencias porque tampoco consideraremos ponérselos a ellos. Es algo tan sencillo, que resulta increíble pensar que no se use. Las sillitas para los niños y los llamados «boosters» que levantan la altura del niño para que pueda usar el cinturón del carro aún no se usan como se debieran.

Sólo para darnos una idea de la importancia de esto, veremos algunos datos publicados por el CDC y por un artículo reciente:

En EEUU, en el 2006, se estima que se salvaron 425 vidas de niños menores de 5 años gracias al uso de sillas para el carro y boosters.

El uso de sillitas y boosters reduce el riesgo de muerte en automóviles de pasajeros en un 71% para niños menores de 1 año, y en un 54% para niños entre 1 y 4 años.

Los niños entre 4 y 8 años que usan boosters tienen menor riesgo (aproximadamente la mitad) de lesión que los que usan sólo el cinturón del carro.

En menores de 16 años, viajar en el asiento trasero disminuye el riesgo de lesión severa hasta en un 40%. Es por eso que todos los menores deben viajar en el asiento trasero.

En fin, podríamos seguir mostrando estadísticas de los beneficios de algo tan sencillo como usar sillitas y boosters, y podrán existir maneras para tratar de aumentar el uso de estas medidas preventivas (legislaciones, campañas de promoción, etc.). Sin embargo, la decisión final será de nosotros como padres. Si por desgracia, llegásemos a tener un accidente, imaginemos la culpa que tendríamos al pensar «…si le hubiera puesto el cinturón…»

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 23 de octubre, 2009.

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Consejos de seguridad para esta Navidad

Les compartimos algunos consejos de seguridad de parte de la Academia Americana de Pediatría para esta época navideña:

Árboles de navidad

Cuando adquiera un árbol artificial, busque la etiqueta «Resistente a Incendios» («Fire Resistant»).

Cuando adquiera un árbol vivo, verifique que esté fresco. Un árbol fresco es de color verde, las agujas son difíciles de arrancar de las ramas, y cuando flexiona las agujas entre los dedos, no se rompen. La parte inferior del tronco de un árbol fresco (por donde se taló) está pegajosa por la resina, y cuando se sacude el árbol sobre el piso, no debe perder muchas agujas.

Cuando ponga un árbol en su hogar, colóquelo lejos de chimeneas, radiadores o calentadores portátiles. Coloque el árbol de modo que no obstruya los lugares por donde camina, y no bloquee entradas.

Corte algunas pulgadas del tronco del árbol para exponer la madera fresca. Esto permite mejor absorción de agua y ayudará a evitar que su árbol se seque y se convierta en un peligro de incendio.

Asegúrese de mantener lleno el depósito de agua del soporte, porque las habitaciones con calefacción pueden
secar con rapidez los árboles naturales.

Luces

Nunca use luces eléctricas sobre un árbol metálico. El árbol puede quedar cargado con electricidad por luces defectuosas, y una persona que toque una rama podría electrocutarse.

Antes de usar luces en exteriores, revise las etiquetas para asegurarse de que estén certificadas para uso al aire libre. Para colocar las luces en su lugar, use ganchos o grapas aisladas, no clavos ni tachuelas. Nunca jale las luces para quitarlas.

Revise todas las luces para árbol, incluso si las acaba de adquirir, antes de ponerlas en su árbol. Asegúrese de que todas las bombillas funcionen y de que no haya alambres rotos o descubiertos, portalámparas o enchufes rotos o conexiones sueltas.

Conecte todos los adornos eléctricos que van al aire libre en circuitos con interruptor de circuito con pérdida a tierra, a fin de evitar descargas eléctricas potenciales.

Apague todas las luces cuando vaya a acostarse o a salir de su hogar. Las luces podrían tener un cortocircuito y
empezar un incendio.

Adornos

Sólo use materiales no combustibles o resistentes a llamas para adornar un árbol. Elija oropel o carámbanos artificiales de plástico o metales sin plomo.

Nunca use velas encendidas en un árbol o cerca de otros árboles que siempre están verdes. Siempre use portavelas no inflamables, y coloque las velas donde no se les pueda derribar.

En hogares donde haya niños pequeños, tenga especial cuidado de: evitar adornos afilados, puntiagudos o que puedan romperse; mantener fuera del alcance de los niños los adornos que tengan partes pequeñas que se puedan quitar, a fin de evitar que traguen o inhalen piezas pequeñas, y evitar adornos que tengan aspecto de dulce o alimento que puedan tentar a un niño de corta edad a comerlos.

Use gafas protectoras y guantes para evitar irritación de los ojos y de la piel mientras decora con lana de vidrio “pelo de ángel». Para evitar irritación de los pulmones mientras decora con nieve artificial en aerosol, siga al pie de la letra las instrucciones que vienen en el recipiente.

Después de que se abran los regalos quite de las áreas del árbol y de la chimenea todas las envolturas de papel, bolsas, papel, cintas y lazos. Estos artículos pueden plantear peligros de asfixia para un niño pequeño, o causar un incendio si están cerca de una llama.

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¡Al agua, patos! De manera segura

Ahora que estamos en verano, queremos compartir contigo algunos tips adaptados de la Academia Americana de Pediatría sobre seguridad en albercas.

¿Cuál es la mejor manera de mantener seguros a los niños en albercas?

Un adulto debe vigilar a los niños en todo momento. La vigilancia debe ser estrecha. Esto quiere decir que el adulto debe de estar a no más de un brazo de distacia del niño a quien cuida. La supervisión por parte del hermano mayor nunca sustituye la de un adulto.

Reglas en la alberca

Si tú tienes alberca en casa, insiste que se sigan las siguientes reglas:

Mantener juguetes lejos de la alberca cuando ésta no esté en uso.
Vaciar albercas inflables después de usarlas.
No usar triciclos o bicicletas cerca de la alberca.
No tener ningún aparato eléctrico cerca de la alberca.
No tirarse clavados en una alberca poco profunda.
No correr en las orillas de la alberca.
Mantener cercas alrededor de la alberca.

Los niños por lo general no tienen un desarrollo psicomotor suficiente para tener clases formales de natación hasta su cuarto cumpleaños. Las clases que se dan a niños menores de dos años no necesariamente hacen que estén más seguros en las albercas y no son un medio de prevención para ahogamientos. Siempre debe haber un adulto supervisando un niño pequeño.

Si deseas que tu hijo pequeño entre a un programa de natación, escoge uno que no requiera que el niño está sumergiendo su cabeza (el tomar demasiada agua puede hacer que tu niño se sienta mal). Además, escoge una academia en donde te dejen nadar y participar con tu hijo. Una vez que tu hijo esté listo (entre los 3 y 4 años), entonces sí, que aprenda a nadar. Aún así, recuerda que el hecho de que un niño sepa nadar no significa que esté a salvo en el agua. Muchos de los ahogamientos suceden en personas que sí saben nadar y se confían de ello. De nuevo, siempre debe haber supervisión de un adulto.

Ahora sí… ¡al agua, patos!


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Aprende reanimación básica

¿Qué harías si encuentras a tu hijo inconsciente? ¿Sabrías qué hacer?

En las películas y en la televisión lo vemos de manera frecuente. Una persona, niño o adulto, sufre algún accidente e inmediatamente, un espectador sale al rescate y empieza a hacer maniobras para salvarle la vida. ¿Es esto tan extraordinario como para que aparezca en televisión? ¿O es tan raro que ocurra que por eso le dan propaganda?

Extraordinario, sí. Raro, no. Lo increíble es que aún cuando toda persona respondería que es importante saber las maniobras básicas para reanimar a alguien, es sólo un pequeño porcentaje de la población quien realmente se interesa por aprenderlas.

Para mejorar la sobrevida y la calidad de vida de los niños y la población en general, la comunidad debe involucrarse en la prevención de la salud, la reanimación cardiopulmonar (RCP) básica, el acceso rápido a servicios médicos de emergencia, y el acceso rápido a los servicios de apoyo vital avanzado.

Estos 4 factores forman los eslabones de la cadena de Supervivencia Pediátrica de la Academia Americana de Corazón (A.H.A., por sus siglas en inglés).

La RCP realizada por una persona que sea testigo del evento se asocia a un regreso exitoso de la circulación espontánea y a una supervivencia sin daños neurológicos en los niños.

En los casos de paro respiratorio existe un mayor impacto, con sobrevidas de más del 70% de las víctimas. Y precisamente, el paro respiratorio es mucho más frecuente que el paro cardiaco en niños.

Aún cuando se reporta una sobrevida de sólo el 2-10% de los niños que sufren paro cardiaco fuera de un hospital, estudios demuestran que esa sobrevida y el pronóstico neurológico pueden aumentar si se da RCP de manera rápida.

La justificación entonces, del por qué aprender RCP, es sencilla: PORQUE TÚ PUEDES SALVAR UNA VIDA.