Desde hace ya algún tiempo, se ha demostrado que dar azúcar a los niños pequeños antes de algún procedimiento médico menor, como la aplicación de vacunas o inyecciones, les reduce el dolor. Y por sentido común, es fácil imaginar que el contacto y el abrazo de los padres al niño también los ayudará. Recientemente se ha publicado otro estudio, el más grande hasta el momento que aborda este tema, en la revista Pediatrics.
Autores brasileños dividieron al azar en 4 grupos a recién nacidos que iban a recibir su vacuna de hepatitis B: a unos se les aplicó la vacuna como siempre se acostumbra, a otros se les dio azúcar (dextrosa) 2 minutos antes de la vacuna, a otros se les apapachó (piel a piel) 2 minutos antes y durante la inyección, y al último grupo se les dio azúcar antes y también se les apapachó. Los investigadores calificaron (existen escalas para medir el dolor en niños pequeños que consideran las expresiones faciales, la duración del llanto y la frecuencia cardiaca entre otras cosas) a los niños sin saber si les habían dado o no azúcar. Es obvio que sí supieron a quiénes estaban abrazando.
Al final, los niños a los que se les dio azúcar y que también tuvieron contacto piel a piel fueron los que tuvieron menos dolor. Estos resultados son importantes y fáciles de aplicar. Son cosas sencillas que se pueden hacer para disminuir el estrés y el dolor a los niños pequeños. Y además, no tienen ningún riesgo. Sólo se necesita un poco de tiempo.
En niños mayores, parece que la distracción es lo que reduce más el dolor en este tipo de situaciones. Tal vez valga la pena también darles un dulce antes, y no después como acostumbramos hacerlo como premio.