Me imagino que ésa es la primera reacción de la mayoría al leer el título. Antes de que cunda el pánico, vamos respirando hondo y abriendo nuestra mente. Si la fiebre la hemos padecido por miles de años… si los animales también la padecen… si se trata de una respuesta bajo control de nuestro organismo para combatir infecciones… entonces, tal vez no sea tan mala.
Hay razones variadas por las cuales existe el miedo a la fiebre: el miedo a las convulsiones o a que produzca daño cerebral. Pero en realidad, la fiebre por sí sola no hace daño. Es sólo una señal de que algo está pasando. El verdadero problema es qué es lo que causa la fiebre.
Creo que es entendible el miedo que existe. Y mi impresión es que radica en experiencias vividas hace décadas. En tiempos antes de las vacunas, era frecuente que la fiebre fuera causada por infecciones graves, como la famosa meningitis. Dos de las bacterias que causan meningitis son el H. influenzae (que es diferente al virus de la influenza) y el neumococo. En 1998 se inició la vacunación en México contra el H. influenzae y algunos años después se inició contra el neumococo, y con ello, las meningitis bacterianas son cada vez más raras. Pero sigue el recuerdo de aquellos días. La meningitis da fiebre y también puede provocar convulsiones y hasta daño cerebral, entonces se hacía la asociación: «la fiebre provoca convulsiones y daño cerebral», cuando en realidad era la meningitis la causa de esto.
De nuevo, lo más importante es saber qué es lo que provoca la fiebre. Si la fiebre se debe a una infección de oído o a una infección urinaria, el tratamiento principal debe estar enfocado a esas enfermedades. Y la decisión de tratar o no la fiebre debe hacerse según cómo se sienta el niño. Si el niño se siente mal al tener fiebre, claro que podemos darle algún medicamento como paracetamol o ibuprofeno. Lo principal es hacerlo sentir bien, no tanto el numerito del termómetro.
Volviendo al título de esta entrada, ¿realmente existe algún beneficio? La respuesta corta es que sí. La fiebre es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo. Es un mecanismo de defensa bajo control de nuestro termostato (el hipotálamo). Poco a poco se ha ido descubriendo cómo es que ayuda. Y hasta se ha podido visualizar cómo cambia nuestro cuerpo al aumentar la temperatura para combatir las infecciones.
Ahora, hay que aclarar que aún cuando la fiebre sí nos ayuda, tratarla no significa que tardaremos más en aliviarnos. Volvemos a lo mismo. Si nos sentimos mal con la fiebre sí podemos usar un antipirético.
La fiebre, como lo hemos estado repitiendo, es un signo de algo, y presentarla NO es normal. Cuando alguien tiene fiebre debe ir a consulta para saber cuál es la causa. Y si después de ver al doctor pasara que el niño sigue con fiebre, ahí debemos cambiar la pregunta que normalmente hacemos:
“Dr., mi hijo sigue con fiebre, ¿qué más le puedo dar?” ⇐ esto está enfocado a bajar la fiebre únicamente. Esto invita a usar uno, dos, tres o más medicamentos hasta bajar el número del termómetro. Esto puede llevar a errores en dosis y aumento en los efectos secundarios de los antipiréticos. ¿Y cómo se siente el niño? ¿Ha mejorado? ¿Se han agregado síntomas?
Mejor, deberíamos de preguntar así:
“Dr., mi hijo sigue con fiebre, ¿lo seguimos vigilando o necesitamos hacer algo más para confirmar qué la está provocando?” ⇐ aquí estamos conscientes de que lo importante es la causa. Si sigue con fiebre, hay que indagar si es la evolución esperada o si se necesita investigar más para confirmar la causa.
Éste es un tema extenso, que puede ser controversial y provocar emociones intensas. Lo más sano es mantener una buena comunicación entre pediatra y paciente (o papá y mamá del paciente). Los invito a platicarlo con su médico, y aquí les dejo con esta presentación donde vienen todas las referencias al respecto.
Una respuesta a «Los beneficios de la fiebre»
Doctor Giordano, me agradó y se me hizo interesante su artículo. De repente empecé a comparar fiebre y dolor, porque son las señales que manda el cuerpo de que algo está sucediendo y debemos concentrarnos en estos síntomas, comprenderlos y tratar de encontrar la verdadera razón o por qué se originaron.
Si inhibo la fiebre o el dolor, siento que nos engañamos y quitamos esa comunicación que nuestro cuerpo pretende entablar con nosotros mismos. Por ejemplo, un desgarro muscular produce dolor, mucho, un flanax o algo que me desinflame y me quite el dolor hace que me sienta maravilloso al día siguiente, pero es un engaño, sigo con el mal y si no descanso seguramente empeorará.
Igual la fiebre, si me la quito de una, me impido estar conciente de mi malestar.
Quiero decirle que lo felicito, que no se nada de medicina, y que siga estudiando.