La infección de vías urinarias, aunque no constituye una prioridad en los problemas de salud pública, como las diarreas y neumonías, sí representa un reto diagnóstico para el Pediatra ya que las manifestaciones, sobre todo en los lactantes, son sumamente inespecíficas.
Es común que, sobre todo las niñas, por las cercanías de genitales con el ano, salten bacterias del intestino a la uretra y vejiga produciendo una infección.
En el recién nacido y el lactante los signos son muy inespecíficos como fiebre, irritabilidad, rechazo al alimento, signos digestivos como diarrea y vómito, orina concentrada y de olor fuerte. En ocasiones el sólo observar una pobre ganancia de peso en condiciones normales deberá descartarse esta posibilidad. En el niño mayor orinar con dificultad y dolor, goteo al orinar, disminución de la fuerza del chorro, quedarse con ganas después de hacer, urgencia para orinar, son verdaderamente signos de sospecha para esta infección.
El examen general de orina es clave para sospechar la infección, aunque deberá siempre hacerse cultivo para definir la bacteria responsable y dar un manejo adecuado.
Siempre que se demuestre una infección de vías urinarias, aunque sea la primera vez, se recomienda descartar malformaciones anatómicas o funcionales a través de estudios radiológicos o de ultrasonido, porque de lo contrario, se puede hacer recurrente el problema y originar trastornos a largo plazo en los riñones.
Recuerde que la vigilancia del crecimiento y desarrollo de su bebé así como su nutrición adecuada son pilares fundamentales en la sospecha temprana de infecciones que dan muy pocos signos clínicos.
Para cualquier duda consúltelo con su Pediatra.