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Mitos y realidades

¿Es mala la leche de vaca?

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“Dr., ¿es cierto que la leche de vaca es muy mala”
“Dr., ¿es cierto que la leche de almendras es muy buena?”

Estos cuestionamientos han sido bastante frecuentes en los últimos meses, tanto en el consultorio como en las redes sociales. Incluso lo hemos discutido entre colegas. Parece que ha llegado un punto donde el sentimiento es éste: la leche de vaca es lo peor que le ha pasado a la humanidad y la leche de almendras es la mejor invención desde la rueda.

snatchRecuerdo que mi primer encuentro con la conspiración lechera fue en la violenta película Cerdos y Diamantes, donde Tommy le explica a Turkish por qué no debe tomar leche de vaca. «Las vacas se domesticaron hace 8000 años. Antes de eso, andaban corriendo como locas. El sistema digestivo humano no se ha adaptado aún a los productos lácteos», dice Tommy. Es curioso que escogieron al personaje más ingenuo para ese guión. Es obvio que a él no le creemos. ¿Y a un doctor?

Hay un artículo rondando por las redes sociales que enumera 30 razones para no consumir leche de vaca. En una página así se titula, «30 razones para no tomar leche«. En otra, el título es más alarmante, «30 o más razones por las cuales la leche de vaca equivale a veneno de rata«. Ninguna de esas dos páginas está dedicada a temas de salud. Una parece especializada en memes, y la otra en noticias de cualquier tipo. Y lo que resalta a primera vista en las entradas de ambas páginas es que parecen campañas anti-vaca. Con sólo ver las fotos disminuye tu antojo por un vaso de leche.

Luego, al leer los 30 puntos ves que muchos suenan lógicos, y muchos parecen estar basados en ciencia. Pero vamos siendo críticos con lo que leemos.

Screen Shot 2014-01-10 at 11.18.53 AMPrimero, el autor es un Dr. John F. Unruh, de un centro llamado Neurological Rehabilitation International Consultants. ¿Quién es? Al buscarlo como autor en Pubmed, una de las bases de datos más grandes de investigación en salud, aparecen 4 estudios y ninguno es de él. Al «googlearlo» lo encontramos a él y a dicho instituto en una página que probablemente fue actualizada en los 90’s por el diseño del sitio y porque hacen mención de su «reciente» libro. Dicho libro fue publicado en 1994.  Definitivamente no deja buen sabor de boca.

Pero bueno, independientemente de quién sea (debemos dar el beneficio de la duda si no lo conocemos), nos tenemos que fijar en la calidad de lo que argumenta, así que vamos desmenuzando algunos de los 30 puntos a ver qué tal. No repasaremos todos porque sería muy repetitivo.

«La Leche reduce el hierro en los niños pequeños. Es por esto que en 1993, la Academia Nacional de Pediatría de los Estados Unidos publicó un comunicado oficial expresando que en su opinión, ningún niño debería de beber leche animal antes de los 18 meses de edad. De igual manera, contribuye a la carencia de ácidos grasos esenciales y Vitamina E». Esto es simplemente falso. La Academia Americana de Pediatría recomienda en primer lugar lactancia materna, y en segundo fórmulas derivadas de la leche de vaca. Y en niños mayores de 1 año sí recomienda leche de vaca. Recomienda un máximo 2 vasos de leche al día para tener buen aporte de vitamina D y para no disminuir los depósitos de hierro. (Hagan clic en los enlaces para ir a la página de la AAP)

«La leche contiene grandes cantidades de grasa, la cual tapa las arterias incluso de las personas jóvenes». Este enunciado es tendencioso y sacado de contexto. Claro que tiene grasas. El aguacate también tiene grasa, el huevo tiene grasa, la almendra tiene grasa, los chicharrones tienen grasa. No todas las grasas son iguales. Es obvio que si yo como chicharrones 3 veces al día, durante 10 años, y no hago un solo segundo de ejercicio voy a terminar con las arterias tapadas. La leche tiene grasas, y proteínas, y carbohidratos, y vitaminas.

«La leche por si sola o cuando se combina con gluten (presente en los granos) se asocia con el autismo. Cuando se sospecha de alguien que padece el Síndrome de Intestino Permeable, se le recomienda una dieta libre de lácteos y gluten.» Aquí tenemos un enunciado tendencioso, que habla de una asociación y no de una causa, y que intenta extrapolar a personas normales el beneficio que puede tener una persona con una enfermedad específica al tener una dieta específica. Y ojo cuando se habla de asociación. Asociación no es lo mismo que causalidad. Sólo vean esta ilustrativa gráfica donde parecería que el consumo de comida orgánica es causa de autismo, cuando en realidad no es así:

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«Está comprobado que las personas son más propensas a desarrollar acné y arrugas en la piel debido al consumo de hormonas, colesterol y la grasa encontrada en la leche animal». ¿Está comprobado? ¿Quién lo comprobó? ¿Cómo le hizo para comprobarlo? ¿Dónde están publicados estos estudios? Fíjense cómo ni éste ni ninguno de los puntos del artículo tiene una sola referencia o enlace al estudio original. Éste es el común denominador de los 30 puntos.

Aquí el mensaje es detenernos a pensar qué es lo que estamos leyendo. Vean cómo el mismo sitio web tiene una página en contra de la leche y una a favor de la leche. Y podemos hacer el mismo ejercicio cuando leemos sobre las maravillas de algunos alimentos. Es sencillo, simplemente hay que reflexionar y tal vez aprender unos tips.

En cuanto a las leches, todas tienen sus pros y sus contras, incluyendo la de vaca, la de burra, la de camella, la de almendras o la de coco. Hay situaciones en las que puede beneficiar una o la otra. Un niño que toma 8 biberones de 8 onzas de leche de vaca al día está en riesgo de anemia por deficiencia de hierro. Por otro lado, un niño que toma 8 biberones de leche de almendras al día está en riesgo de desnutrición. Todo esto se tiene que individualizar y platicarse con el médico.

 

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