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Niño sano

Pokémon GO – revisión pediátrica

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Este fin de semana fue bastante saludable para mi familia en el sentido de que tuvimos mucha actividad física. Un día caminamos seis kilómetros. Y al día siguiente caminamos otros siete. No, no competimos en ninguna carrera. No fue una penitencia que debíamos. La razón por la que anduvimos activos a pesar del intenso calor de esta ciudad fue Pokémon GO, un videojuego gratuito que salió hace menos de una semana y que rápidamente ha causado furor.

Screen Shot 2016-07-11 at 09.38.22Yo no crecí con Pokémon pero mi hija me mantiene bien informado y la premisa del juego es muy simple: explorar el mundo real para atrapar pequeños monstruos de mentiras. La app traza un mapa de tu ciudad (gracias a que está ligado a Google Maps) y en él puedes buscar estas criaturas, además de ‘Pokeparadas’ para obtener objetos o premios y ‘Gimnasios’ para combatir. Al aparecer un Pokémon y tocarlo en el mapa, la cámara del celular se activa y con realidad aumentada aparece en tu pantalla como si verdaderamente existiera. El objetivo final, atrapar a todos los que puedas.

¿Por qué hablar de esto en un blog de temas pediátricos destinado a padres de familia? Porque con sólo dos días de usarlo me parece que tiene grandes pros y contras desde el punto de vista de la salud.

El principal punto a favor es que fomenta la actividad física. A diferencia de los juegos de consolas, el juego invita, o mejor dicho te obliga, a salir de casa y explorar tus alrededores. Como a los niños no les importa el calor, mis hijos nos presionaron para dejar el confortable aire acondicionado y caminar y sudar y seguir caminando y seguir sudando. Otra manera en la que el juego logra esto es que de repente puedes obtener huevos de Pokémon y la única manera de que se incuben y nazcan nuevas criaturas es caminando. Finalmente, muchas ‘Pokeparadas’ están en lugares representativos o simbólicos de tu ciudad que tal vez has visitado. Así que, como efecto secundario conoces el lugar donde vives.

Casi de inmediato también vimos la otra cara de la moneda. Un papel fundamental del pediatra es la prevención de accidentes y una distracción continua al andar es un peligro. Suena absurdamente obvio pero la regla número uno de este juego debe ser poner atención al caminar, no ir viendo el celular al andar en bicicleta, y mucho menos al manejar. Otros riesgos incluyen explorar sitios potencialmente peligrosos o poco apropiados para niños, y la posibilidad de ser víctima de un robo por andar exhibiendo el celular en sitios públicos. Ojo también con el calor y la hidratación.

A los niños (y a los adolescentes, y también a los adultos) les encantan los videojuegos. Así que porqué no sacarle provecho a aquellos juegos que ayudan a hacer ejercicio sin que te des cuenta. Este tipo de herramientas tienen un gran potencial contra la vida sedentaria que llevamos hoy en día, el sobrepeso y la obesidad infantil.

 

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Nutrición

Biberón a la basura al año de edad

Recuerdo cuando a mis hijos les quitamos el biberón. Afortunadamente, no hubo tanta protesta por parte de ellos… quien protestó fue la abuela: «qué barbaros, está muy chiquito para que se lo quiten».

¿Cuándo es el mejor momento para dejar la mamila atrás? En mi opinión, cuanto antes, mejor.

A partir de los 9 meses de edad, los niños comienzan a tener la habilidad motora suficiente para sostener un vaso entrenador y aprender a tomar de él. Como en todo, algunos lo pueden hacer antes, otros después. Entonces, ¿por qué no dejar el biberón ahí?

Aparte de lo difícil que se hace quitarles ese hábito a medida que crecen, un reciente estudio sugiere que los niños que siguen usando el biberón a los 2 años de edad tienen aproximadamente 30% más posibilidades de tener sobrepeso u obesidad cuando entren a la escuela primaria. En números absolutos: después de dar seguimiento a 6750 niños, los autores notaron que el 23% de los niños que tomaron biberón después de los 2 años eran obesos a los 6 años, mientras que sólo el 16% de los niños que dejaron el biberón antes tenían problemas de sobrepeso.

Tal vez la mayoría de los niños tendrían una objeción a olvidarse del biberón, su compañero tranquilizante y apapachador al momento de descansar y antes de dormir. Si por ellos fuera, seguirían con mamila o chupón hasta la primaria. Ni modo, nosotros tenemos que poner orden y decidir cuándo modificar ciertas conductas. Y en este caso, lo mejor es dejarlo cuanto antes.

¿Cómo hacerlo? Ofreciendo vaso entrenador a partir de los 6 meses de vida. Al principio habrá derrames y suciedad pero no importa. Que se ensucie y experimente hasta que coordine cómo tomar del vaso.

¿Toma leche materna y no quiere agarrar el biberón? ¡Mejor! Del pecho nos pasamos al vaso.

¡Ánimo! A la larga, se nos facilita la vida a todos (no más mamilas que acarrear) y hay beneficios de salud de por medio. Si tienen tips de cómo le hicieron para que sus hijos lo dejaran, son más que bienvenidos en los comentarios.

 

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Enfermedades

Cuidemos el corazón de nuestros niños. Parte III: obesidad

La obesidad se define como un incremento del peso corporal a expensas del aumento del tejido adiposo.

Dentro de los factores de riesgo cardiovascular (FRCV) la obesidad es el más frecuente y probablemente el mas importante. La mejoría del nivel de vida ha traido como consecuencia una mayor disponibilidad de nutrientes acompañado de una disminución en la actividad física diaria (sedentarismo, televisión, videojuegos, computadora). La publicidad incita al excesivo aporte de alimentos en la infancia y se continúa en la adolescencia, teniendo mucha importancia la comida “chatarra”, adoptada por muchos niños ante la mirada complaciente y cómoda de los padres. Se ha demostrado que la obesidad en la infancia y sobre todo en la adolescencia, se asocia con obesidad en edad adulta, con todas sus consecuencias negativas.

En el desarrollo de la obesidad intervienen factores genéticos, metabólicos, hormonales y ambientales, siendo estos últimos los que podemos modular, modificando nuestros hábitos de vida, evitando el sedentarismo, practicando ejercicio y cuidando una alimentación equilibrada.

El riesgo de tener hijos obesos es de un 14 % cuando los progenitores tienen un peso normal; si uno de ellos es obeso, el riesgo aumenta a un 40% y con ambos llega al 80%. Para la detección de obesidad hay que medir la grasa corporal, para lo cual se dispone de métodos directos que so poco prácticos, e indicadores indirectos, tales como la relación Peso/Talla y el Indice de Masa Corporal (IMC) o índice de Quetelet, este último ampliamente validado para su uso clínico diario. Se obtiene dividiendo el peso corporal en Kg entre la talla en metros al cuadrado (IMC = Peso (Kg) / Talla (m) al cuadrado). Para su interpretación debe tomarse en cuenta la edad y el sexo, por lo que la consejería del médico pediatra es indispensable.

Si llevamos el control pediátrico programado de nuestros hijos, podremos verificar con regularidad su crecimiento, previniendo que esta enfermedad los afecte. Mas adelante hablaremos de otro factor de riesgo cardiovascular que es la hipertensión.

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Nutrición

Tips para prevenir la obesidad

Sabemos que los dos pilares fundamentales en el tratamiento de obesidad infantil es el ejercicio físico y el balance nutricional a base de una dieta adecuada en cantidad y calidad. Además, sabemos que nuestros hijos hacen lo que nosotros hacemos, no lo que les decimos.

En nuestra consulta diaria, vemos que es difícil hacer que nuestros hijos hagan lo que creemos correcto si nosotros no practicamos lo que les estamos sugiriendo.

¿Por qué no empezar nosotros mismos a hacer ejercicio al menos 3 a 4 veces por semana y además llevar una dieta bien equilibrada en cantidad y calidad desde ahora? Si nosotros inculcamos esto a nuestros hijos desde sus primeros años de vida, no se les hará difícil adquirir estos buenos hábitos en su forma de vida. Desde que inicia la marcha, podemos llevarlo a caminar diariamente, a jugar al parque más cercano y seguro a nuestra casa, a pasear en triciclo, bicicleta o patines lo más frecuente posible para que se forme un hábito. Cuando están más grandes es recomendable meterlos en las diferentes actividades deportivas hasta que ellos se sientan atraidos por una o dos de ellas en especial y se dediquen a esa actividad con pasión, aunque sea una muy diferente a la que nosotros practicamos.

Además de ser esto muy sano, nuestros hijos van a convivir con otros niños (adolescentes) que también practican deportes y su círculo de amistades serán más positivos no sólo en lo físico sino en sus actividades extraescolares, que cuando tenemos hijos adolescentes, se vuelve esto muy importante.

Hagamos conciencia desde ahora y empecemos a mejorar nuestros hábitos desde hoy, no para cuando nuestros hijos crezcan y «entiendan» lo que les queremos decir y tendremos hijos más sanos.

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Nutrición

Engordando a nuestros hijos

Ayer vi de nuevo la película Súper Engórdame. Es un documental que critica las cadenas de comida rápida y el efecto de estos alimentos en la epidemia de obesidad que tiene EEUU. El director y protagonista se embarca en una misión de desayunar, comer y cenar en McDonalds, y ya se imaginarán qué le pasa a su peso y su salud. Si bien es cierto que el experimento que realiza puede estar sesgado, y pueden mostrarnos sólo los datos que ellos quieren para magnificar el drama, el documental da información muy interesante de los efectos nutricionales de las comidas rápidas. Más allá, explica cómo los distribuidores de alimentos influyen en qué comen los niños en las escuelas y cómo la mercadotecnia hace que nuestros hijos sean presas de sus productos desde muy temprana edad.

En México aún no existe una epidemia de obesidad tal como la que se ve en EEUU. Pero mientras algunos Estados siguen teniendo altos índices de desnutrición, en otros la incidencia de sobrepeso aumenta cada vez más. Como en otras situaciones, estamos imitando el mal ejemplo de nuestros vecinos del Norte, cayendo en las mismas trampas publicitarias. La influencia de las grandes compañías de comida rápida se ve por doquier: en televisión, en espectaculares, en juguetes, en escuelas…

Debemos mantenernos alertas en todo lo que consumimos nosotros como padres, para dar un buen ejemplo a seguir. Apóyate en tu pediatra para obtener consejos sobre la nutrición de tus hijos. El control del niño sano juega un papel fundamental para vigilar el crecimiento y desarrollo de un niño. Durante este seguimiento, el pediatra puede revisar el índice de masa corporal y los hábitos alimenticios tanto del niño como de la familia.