El día de ayer 14 de mayo, hace 221 años, el Dr. Edward Jenner aplicó la primera vacuna para proteger a un niño contra la viruela. Esta enfermedad, diferente a la varicela, tenía una mortalidad mayor al 30% y gracias a la vacuna se declaró erradicada de la faz de la Tierra en 1980. Así como pasó con la viruela, hoy en día ya no vemos pacientes con tétanos, con difteria o con sarampión. Pero este último padecimiento ha tenido un resurgimiento terrible en la última década debido a un mito que parece perpetuarse.
En estos momentos, en Estados Unidos, específicamente en Minnesota, están lidiando con la peor epidemia de sarampión desde hace más de 30 años, debido a que una comunidad de inmigrantes proveniente de Somalia fue convencida de que la vacuna causa autismo. En Rumania llevan más de 3000 casos con 17 muertes desde el año pasado.
Me frustra tener que seguir escribiendo sobre lo mismo pero en vista de lo que ocurre en otros países, y en vista de que en nuestra ciudad existe un rechazo considerable a la vacunación en algunos sectores, y en vista de que he oído que algunas instituciones privadas, civiles o religiosas recomiendan –sin tener ninguna evidencia científica – que les retrasen las vacunas a los niños, aquí va de nuevo la historia:
Una serie de 12 casos fue publicada en The Lancet en 1998. En ella se reportaba una supuesta asociación entre la vacuna triple viral (la cual contiene la vacuna del sarampión) y un “nuevo síndrome” de autismo y enfermedad gastrointestinal. Dicho artículo fue retractado por un desvergonzado fraude del autor y ahora ex-médico Andrew Wakefield. Desde entonces, se han realizado al menos 17 estudios, en siete países distintos, con cientos de miles de niños, e incluso valorando a pacientes con un riesgo mayor de autismo, y en todos se llega a la misma conclusión: la vacuna del sarampión no causa autismo.
El sarampión es una enfermedad particularmente contagiosa. En epidemiología existe un índice llamado R0 que indica cuántas personas, en teoría, pueden infectarse a partir de un paciente. Para darnos una idea de la magnitud, el ébola tiene un R0 de 2, es decir, una persona con ébola (una enfermedad que se transmite por contacto con fluidos corporales) contagia alrededor de 2 personas. Un paciente con influenza puede contagiar a 2-3 personas. Uno con VIH a 4. En cambio, alguien con sarampión (una infección que se transmite por aire) puede contagiar alrededor de 18 personas susceptibles. Y lo peor de todo es que es potencialmente mortal y tenemos una vacuna efectiva y segura que la previene.
En México no tenemos ningún caso local de sarampión desde hace más de 10 años. Tuvimos una niña que se contagió en Disneylandia hace dos años, pero gracias a la buena cobertura de vacunación no se dispersó la enfermedad. Sin embargo, si seguimos creyéndole al Dr. Facebook será cuestión de tiempo para que nos afecte como a otros países. No dejemos que eso pase. Así que repitan conmigo: No, la vacuna del sarampión no causa autismo.
El Dr. Giordano Pérez Gaxiola es pediatra. Dirige el Centro Colaborador Cochrane del Hospital Pediátrico de Sinaloa y consulta en Pediátrica. La opinión expresada en este artículo es personal y no necesariamente refleja los puntos de vista de las instituciones en las que labora.