Yo creo que a todos nosotros nos han dicho nuestras mamás o abuelitas, o nosotros también lo hemos predicado: «el desayuno es la comida más importante del día».
Este dicho, casi siempre se centra en tratar de nutrir más a los niños, para que tengan energías y aprovechen todas sus actividades diarias. Las abuelitas pueden apoyarnos pensando que así no estarán «flaquitos» los niños.
Todo esto, lo cual es conocimiento del pueblo en general, está siendo demostrado ya científicamente. Y con ello, otra propiedad que se le está atribuyendo a un buen desayuno es la de ¡disminuir la obesidad!
Recientemente se publicó, por parte de médicos de la Universidad de Minnesota, un estudio en el cual se dio seguimiento a más de 2000 adolescentes. Se les interrogó acerca de sus hábitos alimenticios, de sus actividades físicas, de sus costumbres según su ascendencia, etc.
Se dividió a los estudiados en 2 grupos: jóvenes que desayunaban todos los días y jóvenes que se saltaban el desayuno. Al analizar los resultados después de un seguimiento de 5 años, se dieron cuenta que los adolescentes que desayunaban bien todos los días tenían menor índice de masa corporal (una medición que refleja el grado de sobrepeso u obesidad), además de tener mejores hábitos alimenticios el resto del día, y mayor frecuencia de ejercicio.
Los hallazgos son interesantes pues podríamos pensar que si se evita desayunar, evitamos calorías y con ello debería haber menos sobrepeso. Los resultados indican lo contrario, y tal vez reflejen que el que desayuna todos los días lleva una nutrición más adecuada.
Conclusión, nuestras abuelitas tienen razón, el desayuno sí es una comida muy importante.