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Prevención

No mantecas ni remedios para las quemaduras

Entre los accidentes más frecuentes están las quemaduras. Éstas pueden variar desde muy leves hasta poner en peligro la vida. Algunas se pueden tratar en casa, otras deben tratarse en el consultorio o en el hospital. Las más frecuentes son por escaldadura (derrame de líquidos calientes).

Las quemaduras se dividen en 3 grados según su severidad. Las de primer grado generalmente son causadas por un contacto muy breve con calor, y por lo general son rojas, dolorosas y con un poco de hinchazón. Las de segundo, son más severas y dejan ampollas o un rojo mucho más intenso. Finalmente, las de tercer grado son las más graves, más profundas y pueden ser indoloras y llegar al hueso. La profundidad y la extensión de las quemaduras dictan el tratamiento a seguir.

¿Qué hago si mi hijo se quema?

Lo inicial es quitar la ropa de las partes quemadas, con excepción de la que pudiera estar pegada a la piel. Inmediatamente después, debes echar agua fresca sobre la quemadura hasta que disminuya el dolor. Esto también ayudará a limitar la extensión de la herida. NO pongas ningún tipo de remedio casero como los que sugieren las costumbres: manteca, harina, huevo, pasta de dientes… Si la quemadura es superficial y pequeña, puedes cubrirla con una gasa estéril.

Si existe cualquier duda en qué hacer posteriormente llama a tu pediatra. En muchas ocasiones se necesitará revisar al niño y/o se recomendará algún tipo de crema con antibióticos.

Debes buscar ayuda de emergencia si la quemadura parece de segundo o tercer grado, si el área quemada es la cara, la cabeza, las manos, los pies o los genitales, si la extensión de la herida es amplia, si fue producida por electricidad o algún químico (ej. cáusticos o ácidos), o si en un inicio no se consultó al niño y la herida parece estar infectada (se vuelve más roja, con secreción, más hinchada y dolorosa).

Recordemos que lo ideal es prevenir. Cuidemos a nuestros hijos teniendo cuidado en la cocina, al tomar o preparar bebidas calientes, al planchar, al usar velas y jugar con luces de bengala, en fin, buscando dónde pudiera existir un riesgo de quemadura.

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