Recientemente se publicó la siguiente nota en medios electrónicos y prensa escrita de los EU: (extractado) «Walt Disney Company ofrece en Estados Unidos reembolsos a los padres por todos los videos «Baby Einstein» que no consiguieron que sus hijos se transformaran en genios». Pueden haber sido grandes niñeras electrónicas, pero los nada habituales reembolsos parecen ser una admisión tácita de que no mejoraron el intelecto de los chicos. «Lo consideramos un reconocimiento por parte de la compañía más importante de videos para bebés de que los mismos no son educativos. Esperamos que otras compañías sigan sus pasos», dice Susan Linn, la directora de Campaign for a Commercial-Free Childhood, que impulsa el tema desde hace años.
A pesar de que a muchos bebés les encantan los videos, la Academia de Pediatría de los Estados Unidos recomienda que los chicos menores de dos años no vean videos ni televisión. Todo el marketing de ‘Baby Einstein’ de la Walt Disney Company se basa en afirmaciones explícitas e implícitas de que los videos son «educativos y beneficiosos para el desarrollo en la temprana infancia», aunque tales declaraciones puedan ser «falsas porque la investigación demuestra que ver televisión a esa edad puede ser nocivo.» Lo que nos debe quedar claro como padres y pediatras es que no todo lo que contiene la publicidad es necesariamente cierto. Cada niño tiene un potencial intelectual y emocional propios que debemos descubrir y ayudar es su construcción y fortalecimiento, basándonos en la mejor información disponible y orientados siempre por nuestro amor.