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Disfrazando verduras

Acabo de hacer un gran descubrimiento. Fue casi como una epifanía. Es algo que nadie sabe. Es secreto, pero aquí lo compartiré con todos.

¿Están listos? Aquí va: a los niños… no les gustan… las verduras.

Así es. A los niños no les gustan las verduras. De verdad. No me digan que ya lo sabían. Lo he visto en mis pacientes. Lo he visto en mis familiares. Cierto, hay por ahí uno que otro a quien sí le gustan, pero el común denominador es que no. Sobre todo después de cumplir 2 ó 3 años y que ya deciden qué comer (o al menos lo intentan).

Tanto que nos insisten que más de un cuarto de nuestra alimentación deberían ser verduras y resulta que a los niños no les gustan. Desesperante, ¿a poco no?

En el verano se publicó un estudio interesante en la revista The American Journal of Clinical Nutrition. Básicamente, dividieron a niños de 3 a 5 años en 3 grupos. Cada grupo comía una cantidad de vegetales distinta. El truco era que «disfrazaban» las verduras haciéndolas puré e incorporándolas en las salsas, las pastas o las sopas. De esta manera, podían hacer platillos con más cantidad de verduras, sin que los niños se dieran cuenta. Los investigadores observaron que los niños comían una mayor cantidad de vegetales, y a la vez consumían una menor cantidad de calorías.

De la teoría a la práctica: a mis hijos les gusta el caldo de frijoles con tortillitas doradas o totopos. ¿La sopa de verdura? mmm… digamos que no tanto. El remedio de mi esposa:

  • Una taza de sopa/caldo con verduras (calabaza, zanahoria, chayote, brócoli).
  • Dos tazas de frijol cocido.
  • Una taza de caldo de frijol.
  • Una cucharadita de Knorr suiza.
  • Media de taza de crema.

Se licúan todos los ingredientes y se dejan hervir. Salen como 5-6 porciones. Al final, nos quedamos con una crema/sopa de frijol (con verduras ocultas) a la que se le pueden agregar un poco de tortillas doradas. Mis hijos se la han seguido comiendo con singular alegría, sin saber que están comiendo más verduras.

Aprovechando que estamos en el mes del Halloween, vamos disfrazando a las verduras para que se las coman los pequeños.

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Estrategia para dejar el biberón

En la entrada anterior mencionábamos el riesgo de sobrepeso y obesidad cuando los niños siguen con biberón después de los 2 años de edad. Continuando con el tema, ahora platicaremos sobre una estrategia para poder abandonar la mamila alrededor del año.

El año pasado se publicó en Pediatrics un estudio donde evaluaban qué tan exitosa sería la implementación de un plan para reducir el uso prolongado del biberón. Pediatras canadienses dividieron a más de 200 niños de 9 meses de edad en 2 grupos: a los papás de un grupo les darían sólo recomendaciones nutricionales y a los del otro grupo les darían las mismas recomendaciones pero también una estrategia escrita de cómo ir quitando el biberón poco a poco, además de platicar con ellos acerca de los riesgos de su uso prolongado (caries dental, anemia por deficiencia de hierro, entre otros) y otorgarles un vaso entrenador.

Los tips que daban eran más o menos los siguientes (un poco parafraseados por mi parte):

  • Empieza ofreciendo el vaso entrenador en vez del biberón en todas las comidas.
  • Da el vaso entrenador para acompañar cada alimento nuevo que le ofrezcan.
  • Si le ofreciste el vaso entrenador con un determinado alimento, y te lo aceptó, siempre dáselo cuando vuelva a comerlo.
  • Todos los miembros de la familia tienen que estar involucrados y entusiastas.
  • Ve desapareciendo el biberón poco a poco.
  • No dejes que usen el biberón como chupón para calmarse, ni tampoco el vaso entrenador. Puedes seguir ofreciendo el chupón.
  • Si te pide el biberón, ofrécele mejor el vaso entrenador, y apapáchalo si lo necesita.
  • Sé persistente. Romper hábitos toma tiempo.
  • A esa edad (9 meses), tal vez tu hijo aún no sepa cómo tomar del vaso entrenador. No hay problema, la práctica hace al maestro.

Con este plan, los autores observaron una reducción del 60% en el uso prolongado del biberón.

Es obvio que este estudio no es aplicable para niños más grandes. A los 2, 3 o 4 años de edad es mucho más difícil dejar este hábito. Pero en niños pequeños, merece la pena comenzar con el vasito a los 9 meses, para obtener los beneficios más adelante.

Para terminar, cabe mencionar que quitar el biberón no lo es todo.  Si quitarlo es «misión imposible», vamos viendo las posibles complicaciones y pensando en otras soluciones:

  1. Riesgo de caries del biberón. Para prevenir: limitar las bebidas azucaradas en el biberón, limitar los jugos a 6 oz al día, lavar bien los dientes. Más información.
  2. Riesgo de anemia por deficiencia de hierro. Para prevenir: ofrecer una dieta balanceada, rica en hierro. Limitar la cantidad de leche de vaca o fórmula que consume al día a menos de 24 oz. Más información.
  3. Riesgo de sobrepeso y obesidad. Para prevenir: igual que en el punto 2, ofrecer una dieta balanceada, y fomentar actividad física. Más información.

 

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Biberón a la basura al año de edad

Recuerdo cuando a mis hijos les quitamos el biberón. Afortunadamente, no hubo tanta protesta por parte de ellos… quien protestó fue la abuela: «qué barbaros, está muy chiquito para que se lo quiten».

¿Cuándo es el mejor momento para dejar la mamila atrás? En mi opinión, cuanto antes, mejor.

A partir de los 9 meses de edad, los niños comienzan a tener la habilidad motora suficiente para sostener un vaso entrenador y aprender a tomar de él. Como en todo, algunos lo pueden hacer antes, otros después. Entonces, ¿por qué no dejar el biberón ahí?

Aparte de lo difícil que se hace quitarles ese hábito a medida que crecen, un reciente estudio sugiere que los niños que siguen usando el biberón a los 2 años de edad tienen aproximadamente 30% más posibilidades de tener sobrepeso u obesidad cuando entren a la escuela primaria. En números absolutos: después de dar seguimiento a 6750 niños, los autores notaron que el 23% de los niños que tomaron biberón después de los 2 años eran obesos a los 6 años, mientras que sólo el 16% de los niños que dejaron el biberón antes tenían problemas de sobrepeso.

Tal vez la mayoría de los niños tendrían una objeción a olvidarse del biberón, su compañero tranquilizante y apapachador al momento de descansar y antes de dormir. Si por ellos fuera, seguirían con mamila o chupón hasta la primaria. Ni modo, nosotros tenemos que poner orden y decidir cuándo modificar ciertas conductas. Y en este caso, lo mejor es dejarlo cuanto antes.

¿Cómo hacerlo? Ofreciendo vaso entrenador a partir de los 6 meses de vida. Al principio habrá derrames y suciedad pero no importa. Que se ensucie y experimente hasta que coordine cómo tomar del vaso.

¿Toma leche materna y no quiere agarrar el biberón? ¡Mejor! Del pecho nos pasamos al vaso.

¡Ánimo! A la larga, se nos facilita la vida a todos (no más mamilas que acarrear) y hay beneficios de salud de por medio. Si tienen tips de cómo le hicieron para que sus hijos lo dejaran, son más que bienvenidos en los comentarios.

 

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Hazle caso a mamá, come tus verduras

La noticia del día de ayer, publicada en el BMJ y en la BBC, es algo… que nuestras mamás siempre insistieron: «come tus frutas y verduras para que crezcas fuerte y sano».

Patrice Carter y colaboradores analizaron si comer vegetales podría reducir el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2. Analizaron toda la literatura publicada a nivel mundial, encontraron 6 artículos al respecto, y concluyeron que los vegetales verdes, reducen el riesgo de diabetes en un 14%. Los vegetales verdes en hojas como las espinacas, el brócoli y la coliflor parecen ser los más benéficos.

Así que, como siempre, nuestras mamás tienen razón… y también la tiene Popeye.

Escribo por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 20 agosto 2010.

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Influencia de las caricaturas en el apetito de los niños

Es obvio que las caricaturas y la televisión influyen en nuestros hijos. Aún así, son interesantes los resultados del estudio de Roberto CA, et al, publicado en la revista Pediatrics, en donde ven los efectos de poner personajes en el empaque de los alimentos y las preferencias de los niños para comerlos.

En pocas palabras, les ofrecieron a niños entre 4 y 6 años de edad, 3 pares de alimentos idénticos: gomitas de frutas, galletas saladas, y zanahorias. Los niños probaron los mismos alimentos cuando estaban dentro de empaques con o sin un personaje de caricatura (Scooby Doo, Shrek o Dora la Exploradora). La presentación y la selección de empaques se hizo al azar. Y luego les preguntaron cuáles les habían gustado más.

Los resultados son esperados. Los niños dijeron que les habían gustado más los alimentos que estaban en los empaques con caricaturas, aún cuando eran los mismos alimentos y con el mismo sabor.

Moraleja: tal vez se deberían promocionar los alimentos sanos y nutritivos con caricaturas, y la chatarra en empaques no llamativos.

Escrito por Dr. Giordano Pérez Gaxiola. 10 de mayo, 2010