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Dulce apapacho al poner vacunas

Desde hace ya algún tiempo, se ha demostrado que dar azúcar a los niños pequeños antes de algún procedimiento médico menor, como la aplicación de vacunas o inyecciones, les reduce el dolor. Y por sentido común, es fácil imaginar que el contacto y el abrazo de los padres al niño también los ayudará. Recientemente se ha publicado otro estudio, el más grande hasta el momento que aborda este tema, en la revista Pediatrics.

Autores brasileños dividieron al azar en 4 grupos a recién nacidos que iban a recibir su vacuna de hepatitis B: a unos se les aplicó la vacuna como siempre se acostumbra, a otros se les dio azúcar (dextrosa) 2 minutos antes de la vacuna, a otros se les apapachó (piel a piel) 2 minutos antes y durante la inyección, y al último grupo se les dio azúcar antes y también se les apapachó. Los investigadores calificaron (existen escalas para medir el dolor en niños pequeños que consideran las expresiones faciales, la duración del llanto y la frecuencia cardiaca entre otras cosas) a los niños sin saber si les habían dado o no azúcar. Es obvio que sí supieron a quiénes estaban abrazando.

Al final, los niños a los que se les dio azúcar y que también tuvieron contacto piel a piel fueron los que tuvieron menos dolor. Estos resultados son importantes y fáciles de aplicar. Son cosas sencillas que se pueden hacer para disminuir el estrés y el dolor a los niños pequeños. Y además, no tienen ningún riesgo. Sólo se necesita un poco de tiempo.

En niños mayores, parece que la distracción es lo que reduce más el dolor en este tipo de situaciones. Tal vez valga la pena también darles un dulce antes, y no después como acostumbramos hacerlo como premio.

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Dejemos que los niños se ensucien

«Por más que cuido a mis hijos siempre andan con gripa, y los de la vecina que siempre andan bien chamagosos nunca se enferman» ¿Suena familiar?

La teoría de la higiene se basa en que los niños que tienen exposición a bacterias e infecciones del medio ambiente tienen protección contra el desarrollo de alergias. Su contraparte, los niños con una higiene excesiva, tienen alergias de manera más frecuente. Aún se están estudiando las bases de esta teoría, pero recientemente se publicó en la revista Nature un artículo que la apoya.

Al parecer, el estafilococo, una bacteria que normalmente vive en nuestra piel, produce una sustancia llamada ácido lipotecoico. Esta molécula interactúa con las células de la piel (los queratinocitos) y evita que se genere una respuesta inflamatoria exagerada cuando hay lesiones. Es un hallazgo interesante que pudiera explicar la inflamación que se produce en ciertos niños con dermatitis alérgica. El estafilococo, en vez de hacer daño, ayuda a proteger la piel.

Esto no significa que los niños no se bañen o no se laven las manos (el lavado de manos reduce la transmisión de muchas infecciones, incluyendo la influenza). Pero tal vez podemos relajarnos un poco y dejar que los niños jueguen en la tierra, se ensucien y se diviertan, sin estar obsesionados con la limpieza.

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¿Por qué celebramos Halloween?

Todos sabemos que «Halloween» o «Noche de Brujas» es una fiesta que se celebra principalmente en Estados Unidos y algunos países de habla inglesa como Canadá, Irlanda y Reino Unido y el nombre se deriva de la expresión inglesa «All Hallow’s Eve (víspera del Día de todos los Santos). Si bien es cierto que estuvo siempre ligado a una celebración pagana o religiosa la realidad es que, lo queramos o no, se ha convertido en una celebración ritual que sirve de pretexto para un encuentro festivo y que se ha extendido a todos los rincones del mundo. Los fantasmas, vampiros, brujas, muertos que resucitan, almas en pena, pudieran representar escenas para provocar espanto y temor, sin embargo, en la práctica se convierten en una buena ocasión para que los niños jueguen y se diviertan con sus miedos y emociones; y, en muchos de los casos, un remedio para acabar de una vez por todas con sus pesadillas. Los niños se la pasan «de miedo».

¿Por qué a algunos niños les da miedo Halloween? No hace falta ser experto en desarrollo infantil para darse cuenta de que ver un monstruo peludo llamando a la puerta u oír a los mayores decir que los difuntos nos visitará esta noche, puede ser una verdadera pesadilla para un niño chico. Puede que un pequeño lo entienda, pero también que otro se ponga a llorar y, después de tal experiencia, se pase semanas con miedo a la hora de dormir. La verdad es que los niños no distinguen bien entre la realidad y la fantasía o las costumbres populares.

¿Cómo eliminar el miedo en la fiesta de Brujas? No obligues a tu hijo a disfrazarse de algo que le dé miedo. Si se asusta al ver máscaras de fantasmas en las tiendas no lo regañes por tener miedo, lo ayudarás si lo convences de que son de a mentiritas. Si le molesta o disgusta el disfraz ya llegará el tiempo en que lo acepte de manera espontánea. Las máscaras son incómodas, píntale mejor la cara o vístelo con un sombrero adornado. Platicar con los niños acerca de los altares de muertos y decirles que las ofrendas son una manera de honrar a nuestros seres queridos es aligerar de alguna manera los miedos a las calaveras. Vestirse de burja, diablo, momia, calaca, fantasma o telaraña ya hacer la procesión para pedir en las casas resulta para los niños pequeños exitante y muy divertido. Precauciones para pedir Halloween. La mayoría de los niños se contenta con una media hora de pedir en las casas. Que los grandes recorran todo el vecindario. Si el niño rerparte dulces en su propia casa, antes de abrir la puerta, la mamá debería cerciorarse que no sea un niño grande vestido de vampiro que pudiera asustarlo. Dadas las condiciones de inseguridad que se vive en nuestro tiempo sería más saludable para las familias organizar fiestas de disfraces, con juegos especiales para los niños y todo mundo disfrutaría de una gran fiesta, divertida y «de miedo natural».

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¿Qué tanto sirven los videos para estimular a los niños?

Recientemente se publicó la siguiente nota en medios electrónicos y prensa escrita de los EU: (extractado) «Walt Disney Company ofrece en Estados Unidos reembolsos a los padres por todos los videos «Baby Einstein» que no consiguieron que sus hijos se transformaran en genios». Pueden haber sido grandes niñeras electrónicas, pero los nada habituales reembolsos parecen ser una admisión tácita de que no mejoraron el intelecto de los chicos. «Lo consideramos un reconocimiento por parte de la compañía más importante de videos para bebés de que los mismos no son educativos. Esperamos que otras compañías sigan sus pasos», dice Susan Linn, la directora de Campaign for a Commercial-Free Childhood, que impulsa el tema desde hace años.

A pesar de que a muchos bebés les encantan los videos, la Academia de Pediatría de los Estados Unidos recomienda que los chicos menores de dos años no vean videos ni televisión. Todo el marketing de ‘Baby Einstein’ de la Walt Disney Company se basa en afirmaciones explícitas e implícitas de que los videos son «educativos y beneficiosos para el desarrollo en la temprana infancia», aunque tales declaraciones puedan ser «falsas porque la investigación demuestra que ver televisión a esa edad puede ser nocivo.» Lo que nos debe quedar claro como padres y pediatras es que no todo lo que contiene la publicidad es necesariamente cierto. Cada niño tiene un potencial intelectual y emocional propios que debemos descubrir y ayudar es su construcción y fortalecimiento, basándonos en la mejor información disponible y orientados siempre por nuestro amor.

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Mi hijo tiene el pie plano

«Mi hijo tiene el pie plano, ¿le compro zapatitos ortopédicos?»

Probablemente muchos de los que ahora somos papás usamos zapatos «especiales» de pequeños. Siempre existió la costumbre de tratar de curar el pie plano por medio de este calzado o por medio de plantillas personalizadas. Pero, ¿qué es el pie plano?

El pie plano es una condición típica y muy frecuente de los niños menores de 6 años. Es tan común, que el pie plano flexible pudiera considerarse como una variación normal de la niñez. Lo que pasa es que los menores de 6 años tienen los pies más laxos, y al apoyarse en el suelo se aplana el arco de la planta del pie. Es por eso que se le llama pie plano flexible. Sólo un muy pequeño porcentaje de los niños continúa con pie plano después, el cual puede ser doloroso en la adolescencia. El diagnóstico de esta condición se realiza mediante la exploración física, realizada por su pediatra. Por lo general, no se necesitan más estudios, a menos que se sospeche alguna otra condición.

Ahora, en cuanto al tratamiento, durante años, tal vez décadas se usaron plantillas y zapatos especiales para tratar de forzar a que se formara el arco del pie. La realidad es que desde hace tiempo ya se demostró en estudios que el hecho de meter algún soporte para el arco o de diseñar de tal o cual manera los zapatos no influye en el desarrollo del mismo.

La forma del pie y el desarrollo del arco están marcados por la genética del niño y esas intervenciones no aportan ningún beneficio adicional. Por el contrario, el niño con zapatos «diferentes» también puede sentirse «diferente» al resto.

Así que si le vemos planito el pie a nuestros niños pequeños, no hay porqué alarmarse. Muy probablemente se trate de una variante normal que se irá modificando cuando crezcan.

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Aprendiendo a nadar

No existe una edad específica para aprender a nadar, todo depende de la predisposición del niño. Teóricamente el niño sabe cómo moverse en el agua porque lo aprendió durante su estancia en el líquido amniótico. Pero, no existe una edad específica para aprender a nadar. En forma de juego, el bebé puede entrar al agua desde los primeros meses de vida y probablemente le dé confianza el hecho de estar habituado a este elemento. Sin embargo, a cada edad corresponde una fase: un niño aprende a zambullirse, a cruzar una tina de 5-6 metros y salir del agua con sus propios medios, entre 2 años y medio y tres años. Todo depende de la predisposición del niño.

Durante el primer año de vida es importante que el niño tome confianza con el agua, por lo que uno de los padres debe estar siempre presente. En la fase de 1-2 años el niño percibe que su cuerpo se mueve en el agua y hacerlo en una tina o chapoteadero resulta toda una diversión. De manera gradual podría aceptar un instructor en lugar del padre y darle mayor seguridad el uso de flotadores. A los 2-3 años se inician los movimientos controlados: pueden meter la cabeza dentro del agua, chapalean las piernas y una tabla flotadora resulta de gran utilidad. En la fase de 3-4 años es la edad ideal para la natación: ya puede dejar solo al niño con el instructor para que le enseñe a mover las piernas y a flotar sin soportes. A los 4-5 años tiene una mejor coordinación y a los 6 años el niño mejora sensiblemente su técnica de avance en el agua.

¿Y al mar? Probablemente entre 3-4 años; la coordinación de movimientos, el saber flotar, le dará mayor seguridad al niño cuando lo lleven al mar y podrá mostrar a sus padres lo que ha aprendido en los cursos de natación.

Se insiste nuevamente que no hay edad específica para aprender a nadar. A cada niño le llega su hora y, al que tarda por miedo al agua, se le deberá tener mucha paciencia. Al temerario se le deberá vigilar estrechamente y nunca dejarlo solo.

Para cualquier contingencia en la alberca o en el mar es conveniente que los padres o nanas que están al cuidado de los niños reciban una instrucción básica de la reanimación pediátrica.

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A lavarse las manos

Con la llegada del nuevo virus de la influenza A(H1N1), se les ha dado a las medidas de higiene y prevención la importancia que siempre han merecido. El lavado de manos no sólo disminuye el riesgo de transmisión de este nuevo virus, sino que también previene el contagio de otras enfermedades mucho más frecuentes como el resfriado común y la diarrea por rotavirus.

El siguiente es un video realizado por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) que ilustra la manera correcta de lavarse las manos. Pongámoslo en práctica.